En busca de un hogar

La Razón, 15-03-2009

El problema de encontrar una vivienda digna es una realidad que afecta a la mayoría de los inmigrantes que llegan a buscarse la vida a este país. Tienen como destino obligado, en algún momento de su periplo hasta hacerse ciudadano, el habitar una vivienda, en compañía muchas veces de personas desconocidas. Las razones son fundamentalmente económicas para ambas partes, tanto para el que alquila como para el arrendador.
Debido a esta realidad se hace necesario que la privacidad del hogar termine y se abra, para que los espacios, las costumbres y las formas de vida que tienen tanto los arrendadores como los inquilinos se tengan que integrar en uno solo, produciéndose un nuevo acerbo cultural. Desde la óptica de la experiencia que nos toca vivir, debemos señalar que la convivencia se hace mayormente difícil cuando estos espacios íntimos se comparten y los moradores pasan juntos mucho tiempo. Éste es el caldo propicio para que se generan conflictos de convivencia. Y más  ahora, en estos tiempo de crisis económica y de represión policial donde el inmigrante desempleado está casi todo el día en casa, compartiendo sus enfados y miedos con sus compañeros de vivienda. Los roces, los gustos distintos y el derecho a la intimidad más elemental se pierden y son los causantes de que esta convivencia se deteriore y acaben por surgir los conflictos.

*Vicepresidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España.

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