[ Madrid, 14 de marzo de 2009 ] En marzo, en torno al día 8 se suceden los actos que tienen que ver con el Día Internacional de la Mujer. Cada año, es más patente que una jornada se queda corta. Hacia el día 4 empieza una serie de acontecimientos que suele cerrarse, como mínimo, una semana después. Tanto, que acabaremos copando el mes Sí, por fin, un mes nuestro Para nada. Y tampoco lo querría. Ojalá (lo digo siempre por estas fechas) ni un día ni una semana ni un mes ni un año fueran necesarios para reivindicar nada con respecto a nosotras. De la misma manera que no hay un día del hombre ni una semana ni un mes. Significaría que la igualdad legal habría pasado a igualdad real, y nadie se preocuparía lo más mínimo por demandar nada. De momento, mi sueño es eso, un sueño, y si se celebran actividades, mesas redondas, conferencias, incluso si Obama nombra a Melane Verbeer embajadora para asuntos globales de la mujer, digo yo que no será para hacer gasto, que ya sabemos lo que sabemos sobre lo que hay que ahorrar.

De todo lo que he leído en estos días, incluso de lo que yo misma he podido decir en dos mesas en las que he participado, una sobre Mujer y Elecciones Europeas, organizada por la Comisión y el Parlamento Europeos y otra sobre Liderazgo en tiempos de crisis, puesta en marcha por el Ateneo de Madrid, lo que más me ha impresionado es la visión de doble discriminación que fue el leitmotiv del acto cumbre de la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid. Días antes me lo contaba con entusiasmo la directora de la Mujer, Mª José Pérez Cejuela. Sospeché que sus palabras entusiastas me hubieran encandilado. No. Supe después, conociendo los discursos de las mujeres invitadas, que se había quedado incluso corta. Porque, efectivamente, cuando se es mujer y gitana, o de otra etnia, se está doblemente discriminada. Cuando se es mujer y discapacitada se está doblemente discriminada. Y cuando se es mujer y se desarrolla un tipo de profesión más identificado con el hombre se corre el riesgo de estar doblemente discriminada.

Del discurso de Pilar Heredia, presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Yerba Buena, primera de su etnia que ocupó un cargo institucional, destaco cómo hizo hincapié en que sólo la pluralidad es el lugar en donde podemos equilibrar la pirámide social. De Nadia Otmani, presidenta de la Asociación Al Amal (cuya traducción al castellano significa esperanza), destaco que se haya centrado precisamente en esa esperanza, desterrando de su diccionario la palabra depresión. Y para eso hay que tener mucha fuerza, porque esta marroquí vino a España para defender a su hermana, víctima de malos tratos, y acabó con dos tiros en la cabeza y un tercero en la columna vertebral, que la dejaron discapacitada. Sólo físicamente. De Carmen Vela, presidenta de la Asociación de Biotecnólogas e Investigadoras, una de las 12 mujeres, y la única española, que ha participado en el desarrollo del informe ETAN que difundió la injusta y baja representación de las mujeres en la investigación y la ciencia, destaco su intención de dar visibilidad a las féminas. De las tres, su talento, fuerza y coraje.

Si este acto ha tenido su importancia, y si destaco la intención del presidente Zapatero y de la ministra Aído de no consentir que las mujeres seamos quienes paguemos los trastos de la crisis (ya pueden empezar a pelear con fuerza), seguramente lo más llamativo para mí ha sido la campaña de la Unión Europea por la igualdad de salarios. A igual trabajo, igual salario. A igual trabajo, idéntica pensión La igualdad de oportunidades se ha adueñado de los autobuses españoles. Lo vi desde mi coche y deseé subirme a ese carro.

P.D. 5 mujeres y un hombre han muerto en lo que va de año a manos de sus parejas o ex parejas. Quien sufra maltrato, psicológico o físico, puede llamar al número gratuito 016.

Charo Izquierdo, Directora de Yo Dona