EL MUNDO QUE VIENE / JOB COHEN

«La integración de los musulmanes avanza, pero los jóvenes causan aún serios problemas»

El Mundo, MARIA RAMIREZ, 14-03-2009

OCUPACION: Alcalde de Amsterdam / EDAD: 61 años / FORMACION: Doctor en Derecho / AFICIONES: Gobernar, caminar, leer, escuchar música clásica, jugar al hockey y al tenis / CREDO: Socialdemócrata / SUEÑO: Ayudar a desarrollar el talento de mucha gente Desde una esquina acristalada de Stopera – el complejo ochentero que reúne el Ayuntamiento y la Opera de Amsterdam y cuya construcción provocó disturbios que hoy sólo recuerdan algunos al mirar una foto del antiguo barrio destruido colgada en un pasillo – , Job Cohen divisa el río Amstel, que atraviesa la ciudad, representada como el globo terráqueo en una mullida pelota gigante a la entrada de su despacho.


Ese micromundo, disputado por orgullosos ciclistas, quejosos taxistas, jóvenes marroquíes y turcos, prostitutas de escaparate, vendedores de hongos alucinógenos, banqueros de éxito, pioneros de internet o radicales de todos los signos, tiene al alcalde en vilo desde 2001. El socialdemócrata – ex rector universitario con aspiraciones frustradas a primer ministro de Holanda – llegó a la Alcaldía al mismo tiempo que se recrudeció el debate sobre la inmigración y el conflicto con el islam, por el brutal asesinato del cineasta Theo Van Gogh por parte de un extremista de origen marroquí en noviembre de 2004.


En medio de la tragedia y la discusión sobre los excesos de la tolerancia y de la ignorancia, Cohen, de origen judío, logró apaciguar a los musulmanes – la revista Time lo nombró «héroe europeo» en 2005 – , si bien algunos compañeros de partido le acusaron de ser demasiado complaciente con el islam. Ahora, convencido de que lo peor ha pasado, intenta concentrarse en los problemas de seguridad que hay en Amsterdam, ya sea por la violencia de los jóvenes inmigrantes o por la importante criminalidad en el Barrio Rojo.


Estos días, Cohen se anima al hablar de Nueva York, en la que ve reflejados algunos de los conflictos de su misma ciudad, y con cuya tierra el famoso navegante inglés Henry Hudson se topó hace 400 años mientras buscaba las colonias orientales holandesas, hoy Indonesia. El alcalde, nacido en Harlem (Países Bajos, no Manhattan), reivindica el ADN holandés de la metrópoli al otro lado del Atlántico.


Pregunta. – Usted destaca los parecidos de su ciudad con Nueva York, pero, ¿por qué hay un nivel de tensión mucho más alto en Amsterdam, y en general en toda Europa, con la comunidad musulmana que en la metrópoli estadounidense?


Respuesta. – Hay distintos motivos. Uno de ellos es que, en los últimos 20 o 30 años, Holanda ha tenido un enorme flujo de inmigrantes de Marruecos y de Turquía, con raíces musulmanas. De hecho, la identidad islámica se convirtió en relevante después del 11 – S.Antes, importaba poco, pero después de los atentados de las Torres Gemelas se hizo más prominente. Cuando llegué a la Alcaldía, los que daban problemas eran los jóvenes de origen marroquí; después, pasaron a ser los jóvenes de origen musulmán.


El segundo motivo es que se trata de personas con escasa formación, que vienen aquí a hacer el trabajo que los locales no quieren y que requiere menos preparación. La tercera razón es la diferencia entre EEUU y Europa en cuanto al Estado del Bienestar. Cuando vas a Estados Unidos, tienes que hacerlo todo tú mismo, y todo el mundo lo sabe. Aquí, si no puedes hacerlo tú mismo, hay un sistema público. Y tal vez un cuarto motivo es que quien emigra a EEUU tiene inmediatamente un sentimiento de que es parte del país y al mismo tiempo sigue en contacto con su país de origen, gracias a las comunidades como la china o la italiana en Nueva York. Aquí la gente de origen marroquí o turco no se siente tan rápido miembro de la sociedad holandesa.


P. – Han pasado cinco años desde el asesinato de Van Gogh. ¿Cómo están las cosas ahora?


R. – Las cosas han mejorado. Desde entonces, hemos hecho mucho como ciudad. Organizamos muchos programas y discusiones, afrontamos los problemas abiertamente. Tal vez sea raro decirlo, pero la película Fitna ha jugado un buen papel. Como nadie sabía de qué iba, hubo mucha discusión. La reacción de nuestra población musulmana fue muy buena. Muchos dijeron, «tal vez sea un filme terrible, pero no vamos a dejar que nos provoquen». Pero todavía hay dificultades en la sociedad. Los jóvenes de origen marroquí causan muchos problemas. Algunos pueden ser terribles, muy violentos contra las ancianas en su barrio.


P. – A usted, incluso miembros de su partido le acusaron de ser demasiado suave con el islam.


R. – Creo que contemporizar es necesario, pero eso es la mitad de la historia. También hay que ser severo si hace falta. Si se mira a lo que estamos haciendo en cuanto al orden público y la seguridad, no soy tan suave como la gente cree. Se debe hacer de las dos maneras. Hay gente que dice que hay que actuar con mano dura, pero eso no basta. Tienes que hacer las dos cosas.Es necesario contemporizar, porque esta gente vive aquí. En Amsterdam, una ciudad pequeña, convivimos más de 170 nacionalidades distintas.Lo mejor es intentar que esta gente viva lo mejor posible. Al mismo tiempo, si alguien no se comporta como es debido en una sociedad democrática, debe ser castigado.


P. – ¿Cómo va la limpieza del Barrio Rojo?


R. – Estamos en ello. No es necesario eliminar el Barrio Rojo, pero hay demasiada criminalidad y queremos acabar con ella. Hay demasiados burdeles y coffee shops relacionados con el crimen.Hay tantos que ahora es demasiado difícil mantener el orden público.Por eso debemos reducir el número de coffee shops y el número de locales de prostitución. Aún queremos este barrio, que es interesante por muchas razones, pero hay que hacerlo mejor de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Y tratar de erradicar el tráfico de mujeres o el lavado de dinero. De eso es de lo que queremos deshacernos.


P. – La situación actual, ¿es resultado de políticas excesivamente permisivas?


R. – Nuestro Barrio Rojo existe desde hace 400 años. Ha habido un cambio en los últimos 20 o 25 años, también como resultado de la globalización. Pero estamos haciendo muchas cosas desde hace tiempo, como una legislación nueva para retirar la licencia a quienes tienen espacios de prostitución y no puedan demostrar que su dinero es legal.


P. – ¿Habrá más mercado negro si cierran un tercio de los prostíbulos?


R. – Hace un par de años había un lugar adonde podías ir en coche y recoger prostitutas. Era un sistema establecido por el Ayuntamiento, antes de que yo fuera alcalde, para quitar prostitutas de las calles. Pero este mecanismo se convirtió en parte de la industria criminal. Cuando lo cerré, la gente dijo que esto seguiría de manera ilegal, pero no sucedió. Tampoco temo que eso pase ahora.Habrá un poco de mercado negro, pero no mucho. No es tan fácil, porque hay que encontrar prostitutas y es más difícil que cuando se trata de un negocio legal.


P. – ¿Se imagina un día Amsterdam sin coffee shops, sin escaparates de prostitución?


R. – No, no puedo imaginarlo. Estarán ahí, pero habrá menos de los que hay ahora.


P. – ¿Y cree que a partir de ahora se puede empezar a asociar la imagen de Amsterdam con el burka o el velo?


R. – No hay más de dos o tres mujeres en Amsterdam con burka.Lo único que quiero es reducir la criminalidad. Pero quiero que Amsterdam siga siendo una ciudad símbolo de tolerancia, donde la gente venga porque crea que puede desarrollar sus talentos aquí. Es parte del ADN de la ciudad.


P. – ¿Por qué se niega a aplicar algunas medidas del Gobierno holandés, como la prohibición de las setas alucinógenas?


R. – Mi opinión es que es posible regular las drogas blandas, lo que sería mejor que lo que hay ahora. Siempre comparo la situación con la prohibición del alcohol en EEUU y la criminalidad que esto provocó. Fue bueno que se regulara. Aquí tenemos más dificultades con el alcohol que con las drogas blandas. Estoy a favor de regular las drogas blandas y el alcohol. Ahora, la puerta delantera es legal y la trasera, ilegal [los cafés pueden vender, pero no comprar marihuana], y esto provoca mucha criminalidad. Esta paradoja debe resolverse.


El Gobierno holandés dice que tenemos que evitar coffee shops [establecimientos en los que se vende y se consume hachís y marihuana] a menos de 250 metros de los colegios. Yo no estoy a favor de esta norma, pero debo acatarla. Respecto a los hongos alucinógenos, esperaré instrucciones del Ministerio, pero creo que la solución del Gobierno de ilegalizarlos no es buena. Es como matar moscas a cañonazos. Sólo ha habido un par de incidentes con hongos y, además, protagonizados por ciudadanos extranjeros, y por ello el Gobierno decide prohibirlos. Bien, yo creo que hay otra solución: eduquemos durante un par de días a los visitantes sobre cómo utilizarlos antes de que puedan hacerlo.


P. – Cambiando a un tema que afecta a todo el mundo, ¿cómo afronta Amsterdam la crisis económica?


R. – El sector financiero tiene dificultades, y es evidente que eso es un problema para los proyectos de nueva construcción aquí en Amsterdam. Pero al mismo tiempo tenemos muchos ciudadanos con pequeñas empresas o que realizan toda clase de trabajos por su cuenta desde casa y en internet, y se les está dando bien.Amsterdam es una ciudad muy creativa. Tenemos dificultades en el sector financiero, pero también hay otras áreas. Por ejemplo, nuestro puerto está funcionando muy bien en los últimos meses.


P. – ¿Está a favor de una rebaja del IVA para fomentar el consumo?


R. – No sé. Más que medidas económicas desperdigadas, se debe hacer un programa contra la recesión global. Por ejemplo, una de las medidas anticrisis que está estudiando el Gobierno holandés es subir la edad de jubilación a 67 años. Creo que podría ser una solución.


P. – ¿El futuro de las grandes ciudades pasa por una gran inversión en internet?


R. – KPN, la compañía telefónica local, está invirtiendo mucho dinero para llevar fibra óptica a todas las casas. Es importante para la ciudad, porque le dará una ventaja sobre otras. Aún no sabemos todas las posibilidades que la fibra puede traer. Siempre lo comparo con la introducción de la red eléctrica. La gente se preguntaba entonces por qué era necesaria tanta red sólo para una bombillita, y ahora utilizamos electricidad para todo y no podemos prescindir de ella. Hace 30 años, nadie sabía de las nuevas posibilidades del ordenador. La fibra para las casas nos dará muchas oportunidades, en educación o salud pública, y todo el mundo las tendrá. Si vuelve usted a Amsterdam en dos o tres años, comprobará un gran cambio en la ciudad.

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