Madrid

El presidente de Canarias, Paulino Rivero, dijo ayer que su Gobierno «no lloriquea» para que el Estado se haga cargo de los menores inmigrantes que llegan a las islas, sino que «exige» al Gobierno que haga de esta cuestión «un asunto de Estado», y se encargue de derivarles a otras comunidades autónomas.

El presidente canario se pronunció así en un almuerzo informativo organizado por el Foro Nueva Economía, en el que afirmó que Canarias no renuncia a su responsabilidad con los menores al solicitar al Gobierno que se haga cargo de estos inmigrantes, al no estar dentro de su competencia y sí en un «limbo legal».

Advirtió de que Canarias no tiene «capacidad» para atender a la cantidad de menores que llegan a las islas, al tiempo que aseguró que su Gobierno asistirá a los que le corresponda atender cuando el Ejecutivo central asuma la responsabilidad sobre ellos y les distribuya por las comunidades.

En otro orden de cosas, el presidente canario reclamó una reforma laboral después de constatar que el Gobierno «ha llegado tarde y mal a la crisis». A su entender, para parar la destrucción de empleo hace falta un gran acuerdo social «de alto calado», donde se ponga en valor la «cultura del trabajo» y la apuesta «por la calidad y la excelencia».