barcelona – La familia magrebí de Sant Vicenç de Castellet (Barcelona), que fue víctima de un ataque racista, relató ayer cómo su casa fue rodeada por una veintena de jóvenes que, armados con palos y con las caras tapadas, intentaron incluso forzar la puerta de la vivienda al grito de «vamos a matar moros».
Dos de las víctimas declararon en el juicio que se celebra contra quince jóvenes acusados de haber lanzado un artefacto incendiario contra la vivienda de los magrebíes y de haber propinado una brutal paliza a uno que se les encaró. Estas dos víctimas que se encontraban en el piso, donde en junio de 2002 dormían ocho personas, explicaron que se despertaron por los chillidos de los agresores, que gritaban insultos y que iban con palos.
Según la versión de la familia magrebí, los agresores rodearon la vivienda, contra la que lanzaron un cóctel molotov, y tras subir por la escalera vecinal hasta su piso trataron de forzar la puerta, aporreándola y pateándola, lo que obligó a tres de los magrebíes a apuntalarla por el otro lado para evitar que entraran.
Agresión con palos
Mientras uno de los miembros la familia telefoneaba a la Policía, otro de los magrebíes se encaró con el grupo agresor, que, según dijo este joven, Mustapha E., se abalanzaron sobre él y le pegaron con palos, al tiempo que lo pateaban y lo insultaban. Quedó inconsciente y tendido en el suelo.
Mustapha, que a raíz de los hechos tuvo que ser operado en dos ocasiones y arrastra secuelas de esa agresión, sólo pudo reconocer en el banquillo a uno de sus agresores, José Antonio M., ya que mantiene que el resto llevaba la cara tapada. Otro joven miembro de la familia magrebí también reconoció a este procesado.