Sucesos. Un marroquí que vivía bajo el viaducto de la calle Segovia murió en el Clínico tras ser degollado durante una pelea con uno o dos compatriotas

Degollado con unos cristales rotos

El Mundo, PABLO HERRAIZ, 09-03-2009

Hace tres años que dormía aquí, era un buen hombre». Envuelto en varias mantas, como si no hiciera sol y 20 grados en la calle, el joven marroquí recordaba a su «vecino», el hombre degollado en la madrugada de ayer, que vivía debajo del viaducto de la calle Segovia. Por la tarde, sus cosas – un colchón, mantas, bolsas, una vieja maleta – permanecían todavía a la intemperie, hasta que alguien las recoja o los demás decidan repartírselas. El crimen ocurrió unas horas antes, entre las tres y las cuatro de la mañana. Cuando llegó el Samur, se encontraron al fallecido, de 34 años, también marroquí, identificado como Younes B., y llamado Yosuni por sus amigos, tirado en la calzada.


Estaba consciente, según dijo un portavoz de Emergencias Madrid, aunque en realidad ya sólo le restaba un hilillo de vida. Le habían cortado el cuello y él se tiró en medio de la calzada, después de apoyarse en los contenedores de reciclaje, para ver si así le encontraban antes.


El corte era muy profundo y pese a todo los médicos del Ayuntamiento pensaron que igual se salvaba. Lo trasladaron en la Uvi móvil al hospital Clínico, donde le hicieron varias transfusiones de sangre para reponer toda la que había perdido, pero al final se murió por la mañana. El corte le había seccionado la carótida y era tan profundo que no había manera de cerrar la herida.


Muchos de sus compañeros de Las Vistillas, donde hay numerosos indigentes, habían oído gritos o al menos vieron cómo muchos coches de Policía acudían por la noche al lugar.


Sus versiones y las primeras pesquisas apuntan a que la herida se la causaron uno o dos marroquíes con una botella que primero le rompieron en la cabeza y después le clavaron en el cuello.Los testigos no pudieron verles la cara. Podría tratarse de otros indigentes que estaban borrachos, dijeron.


Abdillah, otro joven marroquí que duerme en la calle, aunque no en Las Vistillas, aseguraba ayer que las peleas allí han sido muchas, y que «siempre hay alcohol de por medio cuando pasa algo de eso». Comentó que el fallecido era natural de Rabat, aunque ni él ni sus vecinos estaban seguros de si tiene familia. Otros dos compatriotas que ayudan a aparcar coches en la calle Segovia creían «que tenía parientes en algún pueblo de Madrid». Casi todos los marroquíes que viven en la calle por este barrio se han quedado sin trabajo y se han tenido que ir a la calle.


Los africanos que trabajan de gorrillas en la Cuesta de la Vega comparten con ellos territorio. También vieron anteanoche parte de la reyerta. Se sorprendieron mucho al saber que Yosuni había muerto. «Nos dijeron que estaba en el hospital, creíamos que se iba a salvar», decían con pena.


Poco después de la agresión, muchos policías fueron a los restos de la muralla árabe, donde los africanos tienen un pequeño campamento.«Estaban buscando a los marroquíes, pero ya les dijimos que aquí sólo hay negros, que no habían venido a esconderse».


La convivencia entre marroquíes y africanos es buena, y además ellos no quieren que haya inseguridad en la zona, afirmaban, porque sería el fin de su trabajo con los coches.


El Grupo VI de Homicidios se ha hecho cargo del caso. Los investigadores también estuvieron ayer preguntando a los mendigos del viaducto.La identidad del fallecido parece auténtica, y portaba documentos que le acreditaban como legal en España, aunque la Policía Científica tiene que confirmar que es él para buscar a sus parientes. «La calle es muy peligrosa, amigo», concluía Abdillah. Y efectivamente, la calle mató a su colega.


Tres años de calle


El hombre asesinado en la madrugada de ayer vivía desde hace tres años bajo el puente, en la calle Segovia. De todos sus ‘vecinos’ de cama, que duermen juntos en varios colchones, Mohamed era el que tenía más amistad con él. Ayer Mohamed no estaba en su sitio porque había ido a buscarse la vida, a por algo que echarse a la boca al comedor social que hay cerca, quizá pensando que su amigo aún estaba vivo. Los que duermen en Las Vistillas no sabían ayer por la tarde que Younes, o Yosuni, como le llamaban, había fallecido en el hospital después de que le degollaran con una botella rota. Dijeron que se había quedado sin trabajo hace tiempo y por eso tenía que dormir en la calle, aunque tenía los papeles en regla. No saben si se podrá pagar la repatriación a Rabat, donde había nacido, aunque confían en que alguien se hará cargo de sus restos.

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