«Quiero africanizar los espíritus»

Infaly Touré, preso de Nanclares en tercer grado, escribe poesía y letras para música reggae con las que apela a «la dignidad de la raza humana»

El Correo, ÁNGEL RESA, 01-03-2009

Infaly Turé aparece con un gorro de lana que deja leer sobre su frente la palabra ‘Islam’. Viste de negro y no se quita las gafas de sol durante una charla que narra todas las penalidades posibles del inmigrante, su caída en las drogas «como única puerta abierta que deja el sistema», la rehabilitación posterior, el ingreso en el penal cuando mejor se encontraba y su apuesta actual por transmitir una sensibilidad.

Relatos, poesías y letras para su grupo de música reggae hablan de una África redentora «que devuelva la dignidad al ser humano». Infaly, en tercer grado penitenciario desde hace nueve meses, trata de no acumular rencor ante quienes dominaron su tierra, pero le traicionan expresiones como «los fascistas portugueses», en alusión al colonialismo que sacudió su país en los años setenta. Su relato ‘La abuela N’Simbé Quinté’ rasga almas con su evocación de vejaciones a la población local.

«Crecí en Molama, una isla preciosa de mi país. Allí ayudaba en los trabajos del campo, pero durante la lucha por la independencia mi padre perdió un montón de ganado y, aunque era favorable a la guerrilla libertadora de Amil Car Cabral, tuvo que trabajar en construir obras públicas para los portugueses». Muestra dientes en contraste con la piel cuando se enorgullece de la revolución. «Guinea Bissau fue el primer país africano que derrotó bélicamente al imperialismo occidental».

De aquellos tiempos rememora la enseñanza que le transmitió su madre. «Tienes que participar activamente en la sociedad, ser un miembro honorable de la raza humana», dice que le contaba. Y a fe que se le quedó porque la frase se repite, como otra de sus sentencias firmes, durante el encuentro.

Hambre y asfixia

Para Infaly ha resultado muy difícil practicar esa teoría. A los dieciséis años, sin poder continuar sus estudios por la estrechez económica familiar, probó suerte en Senegal. Adversa, por cierto, como después en Costa de Marfil y Liberia. En este último país, agrega, a punto estuvo de morir a manos de traficantes de órganos. «Un pánico que te flipas», resume Infaly en su notable castellano, «que he aprendido leyendo Mortadelo y Filemón, ja, ja». Otro éxito del gran Ibáñez.

De vuelta a Guinea Bissau, vagaba por el puerto en busca de un buque que le enviara a Europa. Y logró embarcar como polizón consentido en uno con rumbo a Lisboa. «Estuve doce días sin comer y casi morí por falta de aire. Cuando llegué a Portugal sacaba más moco que un pavo real. Creí que se me había derretido el cerebro».

Infaly jugaba bien al fútbol y a base de meter goles quiso labrarse un porvenir. Jugó de ‘nueve’ en los juveniles del Os Belenenses y el equipo junior del Atlético Alcántara, pero… «Conocí en el Algarve a una chica española y fui tonto, dejé el fútbol por amor. Me prometió mucho, fuimos a Coslada y aquello duró dos meses. Quise volver a Lisboa con documentos falsos y me pillaron en Badajoz. Ahí empezaron mis visitas los días 1 y 15 a la Plaza de Castilla y el contacto con la delincuencia».

«Empecé a fumar porros y luego cocaína. Vendía para mantener mi consumo y acabaron metiéndome nueve años por una bolita que valdría 5 euros», dice. El caso es que la lentitud de la Justicia demoró su ingreso en prisión hasta 2005, «cuando ya estaba limpio». «Trabajaba de carpintero, daba clases de literatura africana a cuarenta niños de San Francisco, en Bilbao. Me llamaban de las televisiones para participar en tertulias…». Dos años en Asturias y otros tantos ya en Nanclares. Aquí sigue moldeando de lírica una vida épica.

- ¿Qué cuentas en tus letras?

- Un montón de cosas, hermano. Quiero africanizar los espíritus. Los occidentales han desviado el curso de la Humanidad y con mi poesía quiero protestar por eso y volver al fin, que es lo honorable de la raza humana.

«Gritaré con las voces de las plumas», advierte Infaly en un verso, «observando con los ojos de las estrellas».


a.resa@diario – elcorreo.com

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