LA VOZ EN CHICAGO

Los científicos vaticinan que la crisis traerá una ola de violencia

La Voz de Galicia, X. Lombardero | Enviado especial, 16-02-2009

La presencia de inmigrantes, en contra de lo que se presupone, se asocia con un menor número de delitos

La pobreza es el principal factor de riesgo para negros y latinos, una tendencia que se mantiene desde 1973

La presencia de inmigrantes, en contra de lo que se presupone, se asocia con un menor número de delitos

Los negros no latinos tienen el doble de probabilidades que los blancos no latinos de ser víctimas de algún delito grave en Estados Unidos, y la recesión económica agravará las tasas de delincuencia y víctimas en los barrios más pobres. Lo dicen estudios presentados ayer en Chicago durante el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). Karen Heimer, de la Universidad de Iowa, y Janet Laurissen, de la Universidad de Misuri – San Luis, señalaron que la victimización de las mujeres y hombres negros, así como de la comunidad latina, aumenta durante y después de los períodos de crisis económica, según el análisis de las estadísticas del FBI, la Encuesta Nacional de Delincuencia y las entrevistas que realizaron a jóvenes entre 1973 y el 2005.

La dinámica de la violencia en Estados Unidos no se vincula a la raza, sino que es la pobreza en el hogar, el lugar de residencia y una población negra más joven lo que determina los crímenes en un entorno violento. Las condiciones socioeconómicas de las minorías determinan la tasa de riesgo y son los negros residentes en las ciudades las principales víctimas. Si esas condiciones de riesgo desaparecen, las diferencias entre latinos y blancos también desaparecen. En las mismas calles del Chicago más opulento, una rápida ojeada les da la razón a Heimer y Laurissen: los mendigos son prácticamente todos negros, dentro de una sociedad multirracial, con fuerte presencia de inmigrantes, sobre todo latinos. Para estas investigadoras, los resultados son «una clara advertencia para la Administración estadounidense, incluida la policía y el Departamento de Justicia, si nuestra nación experimenta una prolongada y severa recesión económica».

Inmigrantes, no delincuentes

Dentro de las sesiones científicas dedicadas a la raza, etnicidad y delitos violentos, también intervinieron otros investigadores que analizaron las tasas de homicidios en dos barrios de mayoría latina, en las ciudades de Miami (Florida) y San Antonio (Tejas). Para Ramiro Martínez, de la Universidad Internacional de Florida; Jeffrey Cancino, de la Universidad Estatal de Tejas, y Jacob Stowell, de la Universidad de Massachusetts, la desventaja económica es de nuevo la clave para caer en la violencia y las drogas. «Nuestros resultados no proporcionan el apoyo a la hipótesis de que la inmigración se asocia con mayores niveles de violencia criminal, los homicidios por drogas no son más probables en comunidades de inmigrantes», indicaron.

Incluso señalaron que en Miami la presencia de inmigrantes se asocia con un menor número de asesinatos por motivos de drogas ilícitas. En San Antonio tampoco son los inmigrantes los que aparecen más envueltos en homicidios de este tipo. Los investigadores atribuyen este hecho a que los inmigrantes tienden a establecerse con sus compatriotas menos violentos, en barrios estructurados étnicamente. «Nuestros resultados no apoyan la idea de que la inmigración promueve la violencia. Por el contrario, más inmigrantes significa en general menos delincuencia».

Algunos legisladores de Estados Unidos parecen dar la razón a la ciencia. El diario USA Today publicó el pasado jueves que en Tejas, Alabama y otros estados se han derogado o modificado medidas que reprimían a los inmigrantes irregulares o que establecían el inglés como idioma oficial. En Iowa y Utah proponen idéntico camino ante las acusaciones de racismo que había recibido tal legislación, pero también por la publicidad negativa que habían supuesto y los altos costes que supondría aplicarlas. En Utah, por ejemplo, van a realizar un estudio económico previo antes de seguir cualquier proceso de reforma al respecto.

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