El Capitán de la Migra…

En 1993 selló con 200 vehículos de la Patrulla Fronteriza la entrada de indocumentados por El Paso, Texas; ahora es el legislador más comprometido con los inmigrantes

El Universal, 13-02-2009

 

En junio de 1993, Silvestre Reyes era un connotado miembro de la Patrulla Fronteriza. Con 24 años en servicio dentro de la corporación, se conocía todas las artimañas de indocumentados y polleros, y en parte por eso lo habían nombrado jefe para el distrito de McAllen, en la frontera este de Texas. Sin embargo, no era profeta en su tierra.

 

Nacido en Canutillo, en los límites de El Paso, a unos cuantos metros de la línea divisoria con Ciudad Juárez, pocos sabían de su existencia cuando fue transferido para encargarse de la seguridad en la zona. El 4 de julio, la fecha más emblemática para los Estados Unidos, comenzó a poner en práctica algo de lo aprendido durante la Guerra de Vietnam, de la que fue soldado.

 

 

 

Dos meses después de asumir el cargo como jefe de distrito, Reyes sorprendió la madrugada del 19 de septiembre con una operación tendiente a sellar la entrada a indocumentados. Echando mano de 200 vehículos y algunos helicópteros, en pocas horas pasó de ser un desconocido y se transformó en temible capitán de la migra, con la Operación Bloqueo.

 

 

 

“Hasta el momento todo mundo culpa a los ilegales por la violencia en la zona centro de El Paso, y con esta medida podemos constatar si efectivamente son ellos quienes propician la delincuencia o sin son otros factores los que la producen”, dijo la tarde de ese día, durante una conferencia de prensa tras la cual, su imagen morena y regordeta, jamás volvería a pasar inadvertida.

 

 

 

Reyes es ahora el congresista más querido de su ciudad, y también uno de los más influyentes y decisivos actores de la política nacional. Como presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, a él le corresponde mantener vigentes leyes que eviten facilidad de ingreso a los terroristas y también a miembros de la delincuencia organizada.

 

 

 

La Operación Bloqueo tuvo efectos no solamente locales, sino hemisféricos. El plan incluía el levantamiento de un muro fronterizo, algo que finalmente se logró en enero de 1996, en un tramo de 2.5 kilómetros. Rebautizado después como Hold the line —un término “más futbolero”, refirió en su momento Jorge Bustamante, el fundador del Colef y actual relator sobre derechos de los migrantes de la ONU—, se aplicó con el tiempo hasta Brownsville, en la frontera con Tamaulipas, y orilló a que miles de individuos se aventuraran por el desierto de Arizona.

 

 

 

Paradojas de la vida, Reyes es hoy el gran opositor a la construcción de un muro mucho más ambicioso, que pretende cubrir miles de kilómetros entre México y los Estados Unidos. La barda no hará sino poner “en jaque la cooperación y disposición de México en asuntos fronterizos que se han desarrollado en los últimos años”, declaró en octubre de 2006, cuando Bush firmó el acuerdo de financiamiento de la obra.

 

 

 

Es probable que la decisión del verano de 1993 le dejara un estigma. Sin embargo, es el legislador más comprometido no solamente con los inmigrantes mexicanos, sino con la frontera misma. Además del muro, se ha opuesto a los intentos de militarización y ha operado para que se logre una reforma migratoria, al lado del senador Edward Kennedy. Desde 1996, al tomar posesión como diputado por el Partido Demócrata, se ocupó también del tema más quemante, el de la delincuencia organizada, y combate desde su trinchera.

 

 

 

“Puedo asegurarle que el gobierno estadounidense no está sentado sin hacer nada. Es verdad que no hay garantía de que vamos a eliminar a los cárteles de la droga y los problemas que ellos provocan, pero todo lo que podemos hacer lo estamos haciendo”, dijo el 8 de febrero durante una entrevista concedida a El Paso Times.

 

 

 

En junio de 2008, una familiar de su esposa fue secuestrada en Ciudad Juárez. Se pagaron 32 mil dólares de rescate. Muchos acusaron a Reyes de emplear a los servicios de inteligencia de uno y otro países para lograr la liberación de Erika Posselt. No se le pudo comprobar ningún tráfico de influencias. Pero la experiencia sin duda lo ha colocado en otro nivel de ataque político contra los criminales, y quizás fragüe otra operación de tintes militares.

 

 

 


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