MAYKA NAVARRO
BARCELONA

Para algunos las bandas latinas nunca desaparecieron de Barcelona, sencillamente se sintieron en el centro del huracán y se retiraron de los focos. Los Mossos d’Esquadra nunca les han perdido de vista y ayer parecía cada vez más claro que la trifulca que el domingo originó la brutal agresión a dos agentes de paisano de la policía autonómica tuvo su origen en una disputa entre bandas.
¿Latin Kings? ¿Ñetas? ¿Black Panthers? “Es igual. Ninguno de los ocho detenidos figura en nuestros archivos como responsable de ninguna de las bandas clásicas, pero responden al patrón”, indicó un responsable policial.
La agresión, que avanzó ayer EL PERIÓDICO, fue a las once de la noche del domingo. Varios vecinos telefonearon alertando de una pelea en el parque del Escorxador. Un operador de la sala envió a la pareja de la comisaría del Eixample, de seguridad ciudadana, vestidos de paisano.
Los dos agentes vieron a los dos grupos. Se colocaron tras el bando más numeroso, los que llevaban palos y armas blancas. Los policías pudieron radiar la complejidad de la situación y la sala mandó refuerzos. Entonces se encendió el transmisor de uno de los agentes y algunos de los jóvenes descubrieron que eran policías y se volvieron hacia ellos, y los rodearon.
Un agente recibió un golpe con un palo de béisbol en la oreja, que, tras una visita inicial al Centro de Asistencia Primaria de la calle de Manso, acabó requiriendo de varios puntos de sutura en el hospital de Pere Camps. El agente se recuperaba ayer en casa. El otro mosso recibió dos puñaladas, por la espalda, que no tocaron órganos vitales. El policía fue trasladado ayer tarde a una habitación de planta del Hospital Clínic, donde aún permanecerá varios días.
Los dos primeros detenidos necesitaron asistencia médica. Presentaban magulladuras y uno de ellos un dedo roto. Una portavoz de los Mossos aseguró que la detención fue “contundente”.