De guarda de seguridad a líder xenófobo

El Periodico, R. M. F., 08-02-2009

Ha mandado “al infierno” al presidente Hosni Mubarak; ha propuesto el bombardeo de la presa egipcia de Asuán; ha abogado por ahogar en el mar Muerto a los presos palestinos y por ejecutar a los diputados arabeisraelís que traten con Hamás. El padre de estos exabruptos es Avigdor Lieberman, la estrella emergente en la carrera electoral. Con una campaña centrada en los ataques xenófobos a la minoría árabe, este populista moldavo está llamado a ser la llave de la próxima coalición de Gobierno. Los sondeos sitúan a su partido, Israel Nuestro Hogar, como la tercera fuerza del Parlamento.
La carta ganadora de Lieberman, guarda de seguridad de discoteca hasta que dejó su Moldavia natal para emigrar a Israel hace 31 años, es su eslogan de campaña: “Sin lealtad no hay ciudadanía”. Aprovechando la furia despertada en Israel por las protestas propalestinas lanzadas por los partidos y la calle árabe durante la guerra de Gaza, Lieberman propone despojar de la ciudadanía a los que no juren lealtad al Estado sionista. Y quiere dejar las zonas árabes de Galilea en manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a cambio de las colonias judías de Cisjordania y echar a los partidos árabes del Parlamento. Hace unas semanas, logró que estas formaciones fueran descalificadas de las elecciones, un veto anulado por el Supremo.

Rusos y jóvenes
Su mensaje ha calado hondo tanto entre su electorado natural, el millón de rusos llegados a Israel tras la caída de la URSS, como entre los nativos israelís, sobre todo jóvenes. “Sus votos vendrán de las ciudades periféricas y los barrios desfavorecidos. Se llevará también el voto de protesta contra la crisis y el resultado político de la guerra en Gaza”, afirma el analista de temas rusos, Zeev Hanim.
Por raro que pueda parecer, Lieberman, de 50 años y residente en un asentamiento de Cisjordania, no es ningún apestado. Formado en las filas del Likud, ha sido ministro con Ariel Sharon y con Ehud Olmert, que le hizo viceprimer ministro y le puso a cargo de la cartera nuclear para Irán. Tampoco funcionarios europeos como Javier Solana han tenido reparos en reunirse con él.
Ahora, a vista de su éxito en los sondeos, los grandes partidos no dudan en cortejarle. Netanyahu le ha prometido una cartera importante en su eventual Gobierno y tanto Tzipi Livni como Ehud Barak se declaran dispuestos a trabajar a su lado en una futura coalición.
Más repulsión genera su racismo entre la prensa y los intelectuales. “¿Cuál es la diferencia entre su partido y los partidos fascistas de Europa? Es el mismo mensaje y las mismas técnicas, dirigidas a explotar los mismos miedos”, escribía en el diario Haaretz en el exministro Yossi Sarid.

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