La actual crisis económica ya ha provocado los primeros brotes de racismo en Italia, sobre todo contra trabajadores extranjeros. La zona más afectada por la crisis, el norte del país, es el caldo de cultivo de la Liga Norte, el partido de tintes xenófobos que apoya al Gobierno de Silvio Berlusconi.

Sus representantes quieren limitar la entrada de inmigrantes, y el propio ministro del Interior y miembro de la Liga, Roberto Maroni, ya anunció «mano dura» con ellos. En el Parlamento, su partido ha presentado una ley que obligaría a los médicos y personal sanitario a denunciar a los inmigrantes sin papeles que acudan a los hospitales o a las consultas. La izquierda y algunos exponentes de la coalición de Gobierno han criticado la norma. Esto no fue obstáculo, para que el Gobierno de Berlusconi criticara la huelga contra trabajadores extranjeros, entre ellos italianos, en Gran Bretaña.

Mientras tanto, los inmigrantes no dejan de llegar en cayucos a la isla de Lampedusa, protagonista días pasados de diversas protestas tanto de los residentes como de los ingresados en el centro de acogida. El Gobierno ha anunciado la repatriación forzada de gran parte de los inmigrantes.