Nueva operación contra el terrorismo internacional. Cinco pakistaníes con negocios en toda España fueron detenidos ayer durante una reunión que celebraban en un piso de la ronda Sant Pau de Barcelona bajo la acusación de evadir al fisco español al menos 3,5 millones de euros, parte de los cuales habrían servido para financiar el terrorismo yihadista. Un sexto pakistaní fue arrestado en su locutorio de Santa Coloma de Gramenet.

La investigación, bautizada operación Cheapest, que desarrolla la Guardia Civil bajo la dirección del juez Baltasar Garzón, apunta a un caso de blanqueo de dinero que habría sido enviado a Pakistán, donde una parte acabó destinada a financiar focos del terrorismo internacional de inspiración islámica.

Fuentes del caso explicaron a La Vanguardia que la pista que apunta a la financiación terrorista con el dinero evadido es policialmente muy sólida, pero difícil de demostrar documentalmente de cara a un juicio. No obstante, la pista aportada por la Guardia Civil es lo suficientemente relevante como para que el juez Garzón incluyera en su orden de detención el concepto de presunta “financiación con fines terroristas”.

La prudencia a la hora de presentar el caso por parte de los investigadores sintoniza con las matizadas declaraciones del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que confirmó ayer que los seis pakistaníes habían sido detenidos en un operativo desplegado en medios islamistas pero sólo eran sospechosos de “fraude fiscal”, delito que era el “origen” de las detenciones aunque no se podía descartar “otros más”.

De hecho, al mismo tiempo que la Guardia Civil procedía a la detención de los sospechosos registró sus domicilios y negocios en busca de la prueba documental en sus ordenadores que acredite la presunta conexión con el terrorismo islamista. Por esta razón, en Barcelona y Santa Coloma registraron tres locutorios y un domicilio particular, en Valencia otra sociedad y otra vivienda, lo mismo que en Las Palmas y en Logroño.

Este proceder obedece a que los arrestados durante la reunión que estaban celebrando en un piso del número 77 de la ronda Sant Pau de Barcelona regentaban varios de los locutorios y empresas de telecomunicaciones registradas aunque ahora vivían en Barcelona, en Santa Coloma de Gramenet, en Esplugues de Llobregat, en Badalona y en l´Hospitalet de Llobregat.

Las mismas fuentes reiteraron una vez más la dificultad que encierra investigar la pista del dinero ante la sospecha de financiación del terrorismo ya que radicalismo islamista, especialmente el pakistaní, mueve fondos tanto en pequeñas transferencias desde locutorios como por el sistema hawala,que no deja rastro documental.

Ese método, utilizado por la mayoría de los activistas y especialmente los originarios de Afganistán y Pakistán, está basado en la confianza y permite hacer llegar dinero a una persona en cualquier parte del mundo sin que los fondos sean físicamente transferidos de manera que dejan muy pocos rastros. Básicamente, quien quiere enviar el dinero se lo entrega en España a una persona (el hawala) que indica a su contacto en Pakistán a quién tiene que entregar la cantidad fijada, que saca de sus propios fondos. El dinero no viaja físicamente, pero el destinatario lo recibe. Los hawalas se quedan una comisión y se arreglan entre ellos ingresando dinero en cuentas a nombre del otro en cada país.