RELEVO EN LA CASA BLANCA

"La era de la responsabilidad"

Obama pide afrontar la crisis con esperanza y la vuelta a los viejos valores

La Vanguardia, , 21-01-2009

EUSEBIO VAL – Washington Corresponsal

ALEGRÍA Y CIVISMO La muchedumbre en el Mall aguantó con buen ánimo el frío y la espera

POESÍA Y REFLEXIÓN El discurso fue breve, de tono espiritual, y dejó a la audiencia pensativa
Barack Hussein Obama prestó juramento ayer como cuadragésimo cuarto presidente de Estados Unidos ante una masa humana muy ilusionada, rendida ante su liderazgo y convencida del poder transformador que su personalidad encarna. Él pronunció un discurso breve, entre espiritual y poético, con poca concreción política, que dejó a la audiencia pensativa, expectante. El hilo conductor de sus palabras fue la necesidad de encarar la actual crisis con una “nueva era de responsabilidad”, en la que Estados Unidos recupere y dé nuevo vigor a sus ideales de siempre, al trabajo duro y la honradez, el coraje, el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo. “Estas cosas son viejas – recalcó Barack Obama-.Estas cosas son verdad. Han sido la fuerza tranquila de nuestro progreso a lo largo de nuestra historia. Lo que se nos pide, pues, es el retorno a estas verdades”.

La toma de posesión atrajo al Mall, el gran paseo ajardinado de 3,5 kilómetros del centro de Washington, a riadas de personas que colapsaron el metro desde las cuatro de madrugada. “Keep on moving!” (sigan moviéndose), se gritaba desde los altavoces, y la gente, de buen humor, lo repetía con cadencia, como si fuera un coro improvisado. “Yes, we can!” (sí, podemos), respondían otros. Las estimaciones sobre el número de asistentes oscilaban entre un millón y dos. El ambiente fue de fiesta y mucho civismo. El termómetro marcaba tres grados bajo cero cuando Obama, poco después del mediodía, puso su mano sobre la Biblia de Lincoln para jurar el cargo. El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, leyó la fórmula de juramento cambiando el orden de una palabra, lo que desconcertó un momento a Obama, quien titubeó y obligó a Roberts a rectificar y a leer de nuevo la frase. El error quedó en anécdota.

“Quería ser parte de la historia, no podía perderme esto”, declaró a este diario Lois Waldman, una logopeda de Nueva Jersey, resumiendo lo que era el sentir general. Lois sabe que los retos de Obama son enormes, pero no le preocupa quedar decepcionada. “Seré paciente; no espero que todo suceda de la noche a la mañana – dijo-.Tengo fe en este hombre. Creo que es extraordinario”. En el mismo vagón atiborrado de metro viajaba Jerome Hoskins, un profesor de matemáticas de Carolina del Norte, afroamericano, de 27 años. “Soy muy afortunado de poder asistir a algo como esto, no sólo por el color de piel de Obama, sino, lo más importante, porque él representa el cambio que necesitamos y una dirección maravillosa para el país”, comentó.

Obama hizo un repaso muy sucinto a las cuestiones más candentes y a las políticas que él propone, pero no entró a fondo. Habló de promover energías limpias y de mantener un “ojo vigilante” sobre el mercado para que no se escape “fuera de control”.

Rindió homenaje a los norteamericanos de las generaciones precedentes, por su sacrificio y ejemplo, en especial a quienes lucharon por las libertades. Ante los problemas, el presidente dijo: “Hemos elegido la esperanza frente al miedo” y una y otra vez apeló a la solidaridad: “América es más grande que la suma de sus ambiciones individuales”.

En el ámbito internacional, Obama ofreció la amistad y el apoyo de EE. UU. a las naciones que busquen la paz. Su mensaje a los terroristas fue contundente: “Os decimos ahora que nuestro espíritu es más fuerte y no puede quebrarse”, les aseguró. “Os derrotaremos”, apostilló, en frase idéntica a la que dijo en Chicago la noche del triunfo electoral.

En un rechazo implícito a la era Bush, Obama calificó de “falsa” la elección entre “seguridad y los ideales estadounidenses”. Luego dedicó un pasaje específico al mundo musulmán. La voluntad de Estados Unidos es acercarse a ellos con una filosofía de “interés mutuo y mutuo respeto”. También incluyó una advertencia (quizá veladamente a Irán y sus ambiciones nucleares): “A aquellos líderes en todo el globo que buscan sembrar el conflicto o que culpan a Occidente de los problemas de su sociedad, sepáis que vuestra gente os juzgará por lo que podáis construir, no por lo que podáis destruir”. A los regímenes dictatoriales y corruptos les hizo ver que están “en la cara equivocada de la historia” y que Washington los ayudará si deciden abrazar las libertades.

Obama hizo una escueta mención a su padre, un estudiante de Kenia que abandonó a su madre y a quien apenas trató. Al destacar la vigencia de los viejos valores estadounidenses, se refirió a la diversidad racial y religiosa de la gente reunida ayer en el Mall y al hecho extraordinario de que él sea presidente, cuando, hace menos de sesenta años, a su padre, por el mero hecho de ser negro, podrían haberle negado la entrada en un restaurante.

Minutos después de acabar su discurso, sin esperar al banquete en el Capitolio, George W. Bush y su esposa, Laura, subieron a un helicóptero que los trasladó a la base aérea de Andrews, y de ahí volaron a Texas.

Tras el almuerzo, Obama encabezó el tradicional desfile hasta la Casa Blanca, con centenares de miles de personas vitoreándolo en las calles.

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