"No somos una mafia"

Unos 200 porteros se concentran para homenajear a sus compañeros asesinados

El País, JAVIER SÁNCHEZ DEL MORAL - Madrid, 19-01-2009

Lazlo es un tipo alto. Fornido. Bajo su chaquetón largo se adivinan muchas horas de gimnasio. Su cráneo rapado y las facciones marcadas de su cara ahondan en su aspecto duro. Sorprende verle respirando con dificultad, como si le faltase el aire y tuviese que aspirarlo a grandes bocanadas. Observa con detenimiento las fotografías de Catalin Stefan y Alejandro Muñoz pegadas en la pared sobre más de medio centenar de velas. Hace una semana ambos fueron asesinados muy cerca de allí, en las inmediaciones de la discoteca Heaven, ayer cerrada a cal y canto. “Aquí no hay mafias”, se limita a decir con un fuerte acento de Europa del Este.

Lazlo es portero desde hace más de 3 años. La noche es su modo de vida. Lo es para las alrededor de 200 personas que anoche se concentraron en Ópera. La mayor parte de ellos eran porteros, muchos de ellos búlgaros y rumanos. Pero también había camareros, relaciones públicas de locales nocturnos y algún que otro empresario de discoteca. Se reunieron allí para recordar a sus dos compañeros tiroteados en la madrugada del lunes pasado. Con ellos estuvo la viuda de “Cata” y muchos de sus amigos.

También reivindicaron su profesión. Para ahuyentar los bulos que, según ellos, se están contando en los últimos meses sobre los porteros de la noche madrileña y que les ha puesto en el disparadero. “Cuando un indeseable mató al chaval Ussía se nos juzgó a todos. Ahora que muere uno de los nuestros se nos vuelve a juzgar como violentos y malos”, explica con indignación Francisco, español, bien entrado en la treintena y vestido con una camiseta que muestra una foto de Cata con el lema “tus amigos no te olvidamos”.

En su profesión, dice, “también hay manzanas podridas”, aunque, para él, las mafias de porteros no son más que “cuentos chinos”.

Muchos de los porteros que acudieron ayer a la concentración aseguraron sentirse víctimas e indefensos. “Nosotros estamos en la puerta y cualquier problema nos afecta. ¿Quién te dice que mañana no va a llegar un loco y te va a pegar un tiro a ti también?”, se preguntaba con retórica Álvaro, también con una camiseta en recuerdo a “Cata”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)