«El teatro infantil, además de entretener, tiene que educar»

El teatro Coliseo de Eibar acoge mañana sábado la representación de la obra 'Baserriko Saltsa', a cargo de la compañía catalana Baldufa Teatre

El Correo, RICARDO DIEZ, 16-01-2009

El Coliseo acoge mañana la obra de teatro infantil titulada ‘Baserriko saltsa’, a cargo de la compañía catalana Baldufa Teatre. Carles Pijuan es codirector y actor en este montaje teatral que pretende hacer reflexionar a los más pequeños sobre temas como la tolerancia, los prejuicios, el racismo o la inmigración. La función será en euskera, puesto que pese a ser una compañía catalana, han contratado actores vascos para sus representaciones en Euskadi.

- ¿Qué historia se cuenta en ‘Baserriko saltsa’?

- Se trata de una fábula que refleja lo que pasa en la vida real. En una granja, desaparece un huevo, y como consecuencia de ello, se forma un gran lío y surge la desconfianza entre los diferentes animales. Todas las sospechas caen sobre el cuervo, que no nació en la granja y además fue el último en llegar.

- Además de entretener, la obra tiene una función didáctica y reflexiva.

- Si. De hecho es lo que intentamos en nuestra compañía cada vez que ponemos en marcha un nuevo proyecto. No se trata sólo de que los niños se lo pasen bien y se rían, hay que ir un poco más allá. En este caso, se refleja claramente el tema de los recelos y los prejuicios hacia los inmigrantes, un problema que se da en la vida real. Pero siempre sin faltar el humor.

- ¿Cómo responden los niños ante esta obra?

- Depende de la edad. Los más pequeños se lo pasan muy bien, y se divierten con todos los títeres que se ponen sobre el escenario. A los más mayores, les hace reflexionar, puesto que todos en un principio creen que es el cuervo el culpable del robo del huevo, aunque al final caen en la cuenta de que estaban equivocados. También gusta al público adulto, que pasa un buen rato. Que los padres no tengan miedo a acudir a esta obra, que no se van a aburrir.

- ¿Es más exigente el público infantil que el adulto?

- El público infantil es más transparente. Si lo que ve no le gusta te lo dice. Sin embargo, no todos los espectáculos que pueden gustar al público infantil son buenos. Ya sabemos que poniendo a un par de payasos dándose mamporrazos los niños se divierten, pero eso no quiere decir que sea el mejor espectáculo para el público infantil. Yo creo que las obras infantiles, además de entretener, tienen que educar. El público adulto, por su parte, no es tan transparente, se reserva más la crítica, pero su mercado es mucho más complicado, y está más saturado.

- En la mayoría de las obras en las que trabajáis, utilizáis títeres. ¿Qué dificultades entraña su manejo para un actor?

- Para empezar, el primer problema es el de encontrar el mecanismo y el tamaño de cada títere en función de las necesidades del personaje. Hay que tener en cuenta que nosotros participamos en el diseño y fabricación de cada muñeco, por lo que tenemos que pensar en su forma, tamaño, mecanismo, lugar en el escenario, etc. Es un trabajo lento, porque nos lleva a hacer muchas pruebas, hacemos títeres que luego no nos sirven y que hay que cambiar, etc. Luego está el trabajo del actor, que tiende a expresar en exceso, cuando mantiene un diálogo con un títere. Hay que trabajar un poco la contención en la actuación, porque hay que centrar la atención en el muñeco, sobre todo cuando está hablando.

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