Esclavos en Huelva

El Mundo, OLGA R. SANMARTIN, 16-01-2009

Cinco marroquíes declaran hoy contra su patrón por explotación laboral Madrid


Les hacía trabajar 14 horas seguidas en un zulo sin ventilación, retenidos contra su voluntad, sin dejarles ir al baño más de una vez al día. Les llamaba «maricones» mientras les daba patadas, bofetadas y empujones si se relajaban en su labor. Por algo a Mohamed A. sus pobres empleados le llamaban el jefe peligroso.


Cinco marroquíes han denunciado a su patrón, de la misma nacionalidad, por un trato que, más que mobbing, es esclavitud. Le acusan de un delito contra los trabajadores, coacciones, amenazas, lesiones y estafa. Ha sucedido en Cartaya (Huelva) y los esclavos declararán hoy ante el juez de Ayamonte para explicar los malos tratos recibidos durante más de 60 días, hasta que contaron a la Guardia Civil la pesadilla por la que estaban pasando.


Porque, según las diligencias del Instituto Armado, Mohamed A.«no permitió que uno de ellos defecara en el baño, sacándolo a empujones del mismo a medio hacer sus necesidades, obligándole a continuar trabajando sin haberse limpiado».


Y hay más: no les dejaba hablar entre ellos ni, por supuesto, comunicarse con otras personas. Les escupía «por todo el cuerpo» y les vejaba, insultaba y amenazaba «continuamente». Si alguno protestaba, le decía que le iba a poner en la calle, o que le iba a devolver a su país.


Y, claro, esto surtía efecto. En mayo del año pasado, el empresario contactó en Tánger (Marruecos) con Mohamed Acherkouk, Khalid el Hattab, Ahmed Guergour, Abdellah el Oualy el Alami y Mohamed Bouhaltit. Les ofreció un contrato de trabajo en España, en un taller textil, y un salario de 1.500 euros mensuales si, a cambio, cada uno le abonaba 7.500 euros en supuestos pagos a la Seguridad Social y tramitación de documentos. Los cinco picaron sin dudarlo y le entregaron el dinero.


«Pero nada de nada», se lamenta ahora Mohamed Acherkouk. «Sólo fue ‘trabaja, trabaja, trabaja’, sin parar. Cosiendo chándales en un sitio sin ventanas, sin comida y sin agua. Decía que se cagaba en nuestros padres y en nuestros muertos».


Cuenta Mohamed que, cuando enfermó, el patrón se negó a que fuera al médico. Y que otro día que se puso estupendo les soltó 200 euros. Era el pago por dos meses de trabajo, a repartir. Cada uno tocó a 20 euros al mes. Es decir, 0,60 céntimos diarios.Cuatro céntimos por hora. Sueldos centiuristas para los sin papeles del siglo XXI.


«El dinero nos lo tiró al suelo y nos hizo recogerlo», recuerda Mohamed, que dejó mujer y tres niños en Tánger, donde al fin y al cabo tenía el trabajo asegurado cosiendo pantalones y faldas en un taller.


El jefe peligroso fue detenido en julio de 2008 por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores. Tras declarar ante el juez y negar todos los hechos, fue puesto en libertad provisional, según explica Fernando Osuna, el abogado de los cinco esclavos. «Es inhumano que haya personas que traten a iguales de ese modo. No es la primera vez que ocurre algo así. La Justicia debe actuar».


Las cifras de la discriminación


>El 54,3% de los ciudadanos dice que es muy o bastante frecuente discriminar a las personas que son de otra raza, y el 48,2% afirma que también se discrimina a quienes tienen poco dinero, según el CIS.


>El 47,6% cree que se ha hecho poco o ningún esfuerzo contra la discriminación y el 40,1% dice que ha sido mucho o bastante.


>El 73% está a favor de fomentar medidas para contratar a personas de otra raza distinta a la mayoritaria.

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