oriol romaní profesor de antropología social de la universidad rovira i virgili de tarragona

"Alrededor de la lucha contra la droga se ha creado un sistema corrupto y opaco"

Oriol Romaní, profesor de Antropología Social en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, expuso ayer en Bilbao las tesis que desarrolla en sus trabajos de investigación respecto a fenómenos como la inmigración, las drogas y la salud de los jóvenes de hoy día

Deia, Elixane Castresana, 15-01-2009

bilbao. Además de dar clases de Antropología Social, Oriol Romaní ha publicado los libros A tumba abierta, radiografía de un grifota, Las drogas, sueños y razones y Violencia entre jóvenes en el espacio de ocio. Ayer compartió las conclusiones planteadas en esos trabajos con el auditorio del Instituto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto.

¿Los sucesos que aparecen en los medios provocan que se asocien inmigrantes y delincuencia?

La mayoría de los medios mencionan la nacionalidad de los implicados si son de otro país, remarcando su procedencia, y eso crea una imagen. A veces encuentran oportunidades de subsistencia en la economía marginal de la droga, pero no significa que la introduzcan.

¿Cómo es su convivencia con la población local?

En Catalunya la constitución de los Latin Kings y los Ñetas en asociaciones legales ha supuesto un paso para mejorar la situación, incluso han sacado un disco conjunto.

¿Cómo surgió esa posibilidad?

A finales de 2003 se produjo un asesinato, y en lugar de reaccionar cargando contra los de fuera se encargó un estudio para entrar en contacto con ellos.

¿Qué les transmitieron?

Percibían cierto rechazo, lo que les movía a agruparse bajo un sentimiento de pertenencia. El estudio quería revertir la imagen negativa y que se viera que son gente con necesidades: trabajadores, pobres que con frecuencia proceden de familias desestructuradas.

¿Sería posible aplicar ese modelo en Euskadi?

Desconozco sus circunstancias, aunque espero profundizar en ellas. En Madrid o Murcia, se ha aplicado una política opuesta a una institucionalización legal.

En uno de sus libros analiza las drogas a través de los momentos históricos, ¿dónde nos encontramos?

En una postmodernidad en la que los aspectos marginales son marginales, mientras que el grueso de las drogas juveniles (incluyendo el alcohol) se consumen asociadas al ocio. Calibran hasta qué punto es peligroso, y creen que las ventajas superan a los inconvenientes.

¿Qué quiere decir cuando habla de promover una cultura positiva de la droga?

Significa reconocer que a la gente le gusta, lo contrario limita las posibilidades de actuar. Verlo todo blanco o negro y decir que la droga es mala (insisto, cualquier droga) entra en contradicción con la idea anterior y sería casi como decir que buena parte de la sociedad es imbécil o psicópata. Además, la lucha contra la droga es una utopía que se ha revelado contraproducente.

¿Por qué?

Alrededor de ese concepto se ha articulado un sistema corrupto y opaco que favorece fenómenos como el narcotráfico. Legalizándolo eso quedaría reducido drásticamente. Lo contrario representa una irresponsabilidad criminal.

¿Propone alguna otra solución?

La que más concuerda con los derechos humanos y que parece más eficaz es la reducción del daño, no criminalizar, sino empatizar con las personas que consumen para poder ayudarlas partiendo de esa base.

sus frases

“Algunos inmigrantes buscan subsistencia económica en la droga, pero no la introducen”

“Para poder ayudar a los que consumen hay que empatizar con ellos y no criminalizar”

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)