El partido Rosario Central-Bada Bing del grupo 17 de Tercera territorial catalana, disputado el sábado en el barrio barcelonés de Sant Martí de Provençals, podría haber acabado en tragedia. Diez heridos del equipo local, formado por sudamericanos, que requirieron asistencia en urgencias (por traumatismos, pérdidas de conocimiento y cortes), fue el parte de guerra de la agresión que les propinaron jugadores y seguidores del conjunto visitante, formado por boixos nois. El Rosario Central denuncia la “inacción” de los Mossos d´Esquadra y la “pasividad” de la Federació Catalana, ya que solicitaron protección por escrito, por los antecedentes violentos y racistas del Bada Bing.

“Que nos insulten es algo normal, pero de ahí a que te amenacen de muerte y a que te agredan…”, contaba a este diario Ernesto Sukerman, presidente del Rosario Central de Catalunya. Ganaban por 4-1, habían aguantado insultos y amenazas, “incluso ni celebrábamos los goles por si acaso…”, pero en el segundo tiempo, tras la expulsión de un visitante, se lió como se temían: el rival había sido expulsado en el 2006 (se llamaba Lope de Vega) y este año le habían suspendido cuatro partidos.

“El expulsado le empezó a pegar a uno nuestro, y todo el equipo visitante se lanzó encima. En la grada aparecieron 30 aficionados ultras con palos… Llamamos a la policía tres veces, pero no apareció”, narraba el presidente. “Iban a por nosotros. No sé cómo salimos del campo con vida”, añadía el técnico, Eduardo Camarda. Los ultras se ensañaron: dientes y huesos rotos, una oreja casi desprendida, puntos de sutura…

El Rosario piensa retirarse de la competición “porque la Federació no puede garantizar nuestra seguridad”. La Federació asegura que envió un delegado que realizará un informe y que solicitó a los Mossos protección previa, que no es potestad suya. Los Mossos no se personaron. Ayer tomaron declaración a los agredidos, pero no habían realizado ninguna detención.