Cuando comenzó el ladrillazo, allá por mediados de 2006, los analistas manejaban el mismo discurso: los inmigrantes serán parte esencial del mercado inmobiliario más inmediato. Los extranjeros residentes compran hoy la mitad de casas que hace un año.

Así lo revelan los datos del Ministerio de Vivienda, que cifran en 7.672 los pisos que los inmigrantes compraron en España en el tercer trimestre de 2008 – último periodo actualizado – . Esa cantidad es un 58% inferior a las 18.521 casas que adquirieron un año atrás. Porcentaje que cobra verdadera dimensión si se compara con la caída del 33,7% que registraron las adquisiciones de los españoles.

Ese descenso medio del 58% fue superado con creces en algunas zonas, entre ellas Navarra, donde la caída fue del 78%. En la Comunidad foral, los residentes extranjeros compraron 30 viviendas (18 libres y 12 protegidas) entre julio y septiembre. Un año antes se habían vendido 136 pisos (122 libres y 14 protegidas).

Dos son las causas del derrumbe: el paro y la falta de crédito. El aluvión de despidos vivido en 2008 ha tenido especial incidencia entre los inmigrantes, muchos de ellos, paradójicamente, empleados en el sector de la construcción.

Mientras, los cajas y bancos han cerrado el cifro de los préstamos a los colectivos con mayor prima de riesgo: sueldos bajos, contratos temporales, sin avalistas… Es decir, buen parte de la población inmigrante.

Otra consecuencia de la crisis es el cierre de numerosos negocios especializados en la venta y financiación de viviendas a extranjeros. Entre julio y septiembre de 2008, los inmigrantes invirtieron en pisos 1.481 millones de euros, un 55% menos que un año antes. El precio medio de las operaciones, sin embargo, lejos de retroceder aumentó un 8,5% hasta los 199.335 euros.