"Los personajes de mi película, al igual que los de 'Brokeback mountain', buscan a la persona ideal"Berlín da la bienvenida al euskera

Diario de noticias de Gipuzkoa, maite redondo, 12-01-2009

bilbao. Un baserritarra cuarentón que se enamora, no sin cierta sorpresa, de José, un inmigrante peruano que ha contratado para ayudar en el caserío familiar donde vive con su madre viuda y su hermana. Roberto Castón, director del festival de cine gay – Lesbo – Trans de Bilbao, Zinegoak, debuta en el largo con Ander , el despertar sexual de un vasco que ha sido rodada en un baserri de Arratia, la mayor parte en euskera. En el reparto están Josean Bengoetxea – en el papel de Ander – y las actrices Leire Ucha, Pilar Rodríguez y Mamen Rivera, entre otros. Junto con Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, y el documental Coyote , de Chema Rodríguez, acaba de ser seleccionada para competir en la sección Panorama de la Berlinale, que se celebrará del 5 al 15 de febrero. Aunque fuera del concurso oficial, optará a galardones importantes como el Premio del Público, el Premio Fipresci de la Crítica Internacional y el Premio al Mejor Director Novel. El día 30 de este mes se estrenará en el Arriaga, donde abrirá la edición de este año de Zinegoak.

Su ópera prima y ya le seleccionan para el Festival de Berlín…

Se han presentado cientos de películas de todos los países, pero al final han seleccionado la nuestra. Te puedes imaginar lo contentos que estamos, la Berlinale es el segundo festival de cine más importante del mundo, después de Cannes.

Estará preparando ya el discurso por si acaso gana…

No me lo puedo ni imaginar. Sería un sueño. De momento, no me atrevo a preparar nada.

Es la primera vez que en una festival de esta categoría compite una película rodada en euskera.

Eso es lo que me dicen. He estado preguntando y nadie recuerda que ni en Cannes, ni en Berlín, ni por supuesto, en Hollywood se haya presentado ninguna película en euskera. Es un orgullo para mí.

Y además de temática gay…

Pero creo que en esta ocasión la temática es irrelevante. La Berlinale siempre arriesga, pero lo que valora es la calidad del filme. Aunque también me sorprende que en festivales como el de San Sebastián casi nunca hay películas de esta temática. No lo sé, habría que preguntarle al director cuál es la causa. Quizás es que han pasado por otros festivales y cuando llega septiembre ya no hay ninguna.

¿Le han dicho qué les ha impresionado de su filme para seleccionarlo?

Creo que la naturalidad. Ander tiene un cierto toque documental, un tono positivo. Es una película sensible, pero no sentimental, que te emociona, pero que no busca en ningún momento llevar al espectador a las lágrimas. Yo la definiría como honesta y nada pretenciosa. He buscado además que sea lo más sencilla posible. Creo que esa sencillez y honestidad, que yo también valoro cuando voy al cine a ver cualquier película, ha podido influir a la hora de seleccionarla.

¿Cómo surgió ‘Ander’?

Berdindu, el servicio vasco de Atención a Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales, me encargó un largometraje con el objetivo de dar un paso más hacia la normalización de la homosexualidad, utilizando el cine como uno de los medios de expresión de mayor alcance social.

¿Y tenía que ser en euskera?

No. Eso fue una decisión mía. Consideré que si la historia tenía que ser sobre lo que pasaba en Euskadi, tenía que rodarla en euskera.

Ha puesto los baserris patas arriba…

¿Si? Se me estaban repitiendo un poco las historias y los enfoques. Es algo que procuro que no pase en mi festival. Habré visto 2.000 películas de esta temática, y ninguna sucede en el medio rural. Ander tenía que cubrir ese hueco. Ser gay en un pueblo es más difícil. Tu condición sexual es de dominio público. No se han producido películas apenas – en Euskadi ninguna y en el resto del mundo muy pocas – que retraten este tema en sociedades rurales, siempre esquivas al cambio. Por eso no dudé un segundo en situar la acción en un caserío y en centrarlo todo en Ander, un casero cuarentón. Siempre tendemos a pensar que sólo hay gays en las grandes ciudades. Evidentemente hay mucha gente que se ha tenido que trasladar a las ciudades para vivir su sexualidad, pero hay otra mucha que sigue viviendo en su pueblo y tiene que lidiar con eso todos los días.

¿Fue una película sencilla de rodar?

Relativamente sencilla. Tuvimos poco presupuesto, pero fue todo un reto. Pensé en una historia básica, una historia de amor, de las pocas oportunidades que hay para encontrar a la persona ideal. Es tan difícil encontrarla, que es muy necio no aprovechar esa oportunidad por miedo al que dirán. Los personajes de mi película, al igual que los de Brokeback mountain , buscan a esa persona ideal.

¿Y cómo encontró a los actores ideales para el filme?

Josean Bengoetxea se enamoró del papel de Ander en cuanto leyó el guión. Hablar con él de la historia era como hablar conmigo mismo. Él me recomendó a buena parte del elenco euskaldun. Por eso el casting, que yo siempre imaginé largo y complicado, fue cuestión de pocas semanas. Después sólo quedaba conseguir a José, el inmigrante peruano que ayudara en el caserío a raíz del accidente de Ander, y a Reme, la prostituta de la comarca. Con el primero tuvimos la suerte de acertar casi a la primera. Christian Esquivel, actor secundario en la serie Mujeres y asesino del Che en la última película de Steven Soderbergh, aceptó el papel nada más leerlo.

Ha confesadoque lo que pretendía era provocar al público. ¿Cree que lo va a conseguir?

La palabra provocar tiene muchas acepciones. Es provocar que la gente piense, provocar una discusión, lanzar un mensaje, que la gente piense que ser gay, lesbiana o transexual puede ser un problema social. Hoy en día es más fácil que hace diez años, mucho más fácil que hace 20, pero todavía sigue siendo un problema. Y Berdindu tiene que lidiar todos los días con casos de discriminaciones. Todavía estamos un poco lejos del momento en que no tengamos que hacer películas de esta temática para reivindicar este tipo de cosas, pero llegaremos.

Algo está pasando cuando hasta en Hollywood triunfan películas contra la homofobia como ‘Mi nombre es Harvey Milk’.

Este tipo de películas suelen ser de cine independiente. Pero claro, para Hollywood una película independiente puede costar 30 ó 40 millones de dólares. Y eso para nosotros es una megaproducción, no tiene nada que ver con los presupuestos que hemos tenido para llevar a cabo este proyecto.

En su película también trata los temas de la inmigración y la prostitución.

Parece un tópico, ¿verdad? Maricón, sudaca y prostituta. Pero la prostitución y la inmigración es algo que está ahí, que también está en los pequeños pueblos de nuestra tierra. Los tres problemas sociales que puede haber en cada pueblo y en cada ciudad. He querido que mi película, Ander , sea como la vida misma.

“Es muy importante que se escuche cine en euskera en los principales festivales internacionales. Es la primera vez, pero esperamos que no se la única. Supone un paso importante para la normalización”, explica Peio Aldazabal, director de la Filmoteca Vasca.

Aldazabal aún no ha visto la película, pero está convencido de que tendrá una gran calidad, “porque Berlín no ha premiado el hecho de que sea en euskera ni que tenga una temática gay. La Berlinale sólo selecciona en función de la calidad”.

Aldazabal recuerda que ha habido otros cineastas vascos que han competido en la Berlinale o en festivales tan relevantes como Cannes e incluso han sido seleccionados para competir por los Oscar. “Pero aunque su labor ha sido importantísima para difundir el cine vasco, sus filmes se han rodado en castellano”.

Entre ellos, Nacho Vigalondo y Borja Cobeaga, que estuvieron nominados a los Oscar en 2004 y 2006 por sus cortos 7.35 de la mañana y Éramos pocos , respectivamente. Ninguno consiguió la estatuilla pero no hay duda de que además de que su aportación al cine vasco ha sido realmente extraordinaria, también han conseguido un gran empuje a su carrera.

Así, Nacho Vigalondo – es cántabro, pero su corto fue subvencionada por el Gobierno vasco, y la productora era de Bilbao – ha rodado su primer largometraje, Los cronocrímenes , protagonizado por Karra Elejalde, Bárbara Goneaga, Candela Fernández y el propio Nacho Vigalondo, en el que narra en clave de humor la historia de Héctor, un hombre que viaja al pasado y se encuentra consigo mismo y con un siniestro individuo que intenta acabar con su vida. La película no ha sido un gran éxito de taquilla, pero sus derechos han sido comprados por United Artists – la productora de Tom Cruise – , y ha recibido numerosos galardones, como la Medalla de Plata del Público y el Premio a la Mejor Película en el Fantastic Fest Austin o el Tulipán Negro del Amsterdam Fantastic Film Festival, además de haber pasado por la sección Park City at Midnight de Sundance.

Vigalondo también ha conseguido formar parte del olimpo de los cineastas al ser nombrado académico de Hollywood.

Borja Cobeaga también está a punto de debutar en el mundo del largometraje con Pagafantas , una comedia romántica que ha rodado íntegramente en la capital vizcaina. El público de Cannes también se emocionó con el director donostiarra Pedro Aguilera, que estrenó su primer largometraje, La influencia , conjunción de cuatro personajes principales, una madre, su depresión y sus dos hijos, y que participó en la Quincena de los Realizadores. No se llevó ningún premio pero sí la gran ovación del público y la crítica.

Montxo Armendariz es un asiduo a los festivales internacionales. Con el filme Secretos del corazón (1996), producción del director donostiarra Imanol Uribe, obtuvo el gran premio Ángel Azul del Festival de Cine de Berlín y fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Imanol Uribe también probó fortuna en Berlín con El viaje de Carol, y conquistó una mención especial.

Por su parte, Julio Medem consiguió con su segundo largometraje, La ardilla roja, el premio de las juventudes en Cannes y captó la atención de grandes cineastas como Stanley Kubrick y Steven Spielberg. Este último llamó a Medem para proponerle la dirección de La máscara del Zorro , oferta que rechazó para poder seguir desarrollando proyectos más personales. Tierra (1996) fue su tercer trabajo y también cosechó excelentes críticas, optando incluso a la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Este éxito le permitió crear su propia productora, Alicia Produce.

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