Tiroteo en el apeadero de Las Margaritas

El País, AMAYA IZQUIERDO, 12-01-2009

Parecían petardos, pero eran disparos. La taquillera y los guardas de seguridad del apeadero de Renfe en Las Margaritas (Getafe) los oyeron. “No podíamos abandonar el puesto”, aseguran. Poco después, a primera hora de la noche del sábado, agentes de policía registraban el aparcamiento de la calle de Madrid. Las lunas rotas salpicaban el suelo. De los tiradores, ni rastro.

Pero había un testigo: escuchó bullicio, se asomó y vio a cinco hombres discutir por una maleta grande. Estaban en el aparcamiento de la estación de tren, sobre las ocho y media, cuando tres de ellos se hicieron finalmente con la mercancía y se marcharon en coche. Los dos que quedaban eran dos marroquíes que huyeron de allí en un Citroën Xantia.

A 10 minutos a pie, en la calle de Mariano Moreno el Músico, en el barrio del Bercial, Abdelmoudaime Rachid, marroquí de 31 años, sangraba por ambas piernas. Le habían alcanzado dos disparos. El primero le atravesó el gemelo izquierdo. El segundo, la rodilla derecha. A las 20.30 llamó al Samur, y una ambulancia lo trasladó a las urgencias del hospital de Getafe. Pero no estaba solo: su primo Abdellah Yachid, de la misma edad y nacionalidad, también acabó ingresado. A él los disparos le destrozaron el talón derecho. La Policía Judicial identificó a los dos heridos: Abdellah Yachid tenía antecedentes de 2006, por amenazas, resistencia y desobediencia a la autoridad. Su primo Abdelmoudaime, por agresión sexual.

Y hallaron el dato que abrió su hipótesis de trabajo: el 5 de enero, como ya habían hecho con anterioridad, los dos primos viajaron al sur, a Conil de la Frontera. La maleta del aparcamiento, los tiros y el hotel apuntaban a un ajuste de cuentas por tráfico de drogas, según fuentes policiales. La droga la habrían obtenido en la localidad gaditana para subirla a Madrid. Ya en Las Margaritas, no llegaron a un acuerdo sobre el precio. Recibieron los disparos y huyeron a El Bercial.

A las dos de la tarde dieron el alta a Abdelmoudaime. Poco después, Abdellah salió del hospital cojeando, apoyado en un amigo. La venda enrollada en su talón tenía sangre cuando llegó a casa. “Estábamos aparcados en la estación, esperando a un amigo. Vino otro coche y chocó con nosotros de frente”, aseguraba con la expresión retorcida de dolor. “Salimos del coche, a ver qué pasaba. Discutimos. Empezaron a gritarnos, a insultarnos, y entonces nos metieron tres tiros. A mí uno en el pie”, afirma, mientras se levanta el vaquero del tobillo vendado. “Y a mi primo, también. A él le dieron en las piernas. Después se fueron en coche”.

La Policía Científica encontró un proyectil dentro del Xantia. Al parecer, las balas habían atravesado la chapa antes de impactar en las piernas de los marroquíes. Pero Abdellah no sabía nada de un maletín o un testigo, estaba libre por falta de indicios. La policía nacional continúa buscando a los tres individuos fugados.

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