Antirracistas, pero no en la práctica

Un estudio demuestra que las actitudes de discriminación racial generan más reacciones en la teoría que en la realidad

Público, AINHOA IRIBERRI - Madrid - , 09-01-2009

Salvo algunos miembros de organizaciones de supremacía blanca, pocas personas asumen en público su condición de racistas. En general, la mayoría de los ciudadanos manifiesta que, ante un acto de discriminación racial, se enfadaría y daría la espalda al agresor racista. Pero eso es sólo la teoría.

Así al menos lo demuestra un trabajo publicado hoy en Science, en el que se pone de manifiesto que, a pesar de lo que se dice, a la hora de la verdad ni el enfado es tal ni la condena a la persona racista se materializa. Un equipo dirigido por la profesora de Psicología Social de la Universidad de York (Canadá) Kerry Kawakami lo ha demostrado en un estudio en el que participaron 120 voluntarios.

Como en otros experimentos psicológicos, los participantes fueron enfrentados a una situación sin saberlo. En concreto, se les hizo entrar en el laboratorio para, en teoría, rellenar unos cuestionarios. Poco después de comenzar, dos estudiantes tardíos entraron en la estancia: uno blanco y otro negro.

Incidente racista

Este último se levantó de su sitio y salió de la sala para, en teoría, recoger su teléfono móvil olvidado fuera. En el camino, golpeó ligera e involuntariamente la rodilla del participante blanco. Los investigadores establecieron dos escenarios: en el primero, el blanco afirmaba, una vez que el negro abandonaba el aula,: “Típico; odio cuando los negros hacen esto”. En el segundo, exclamaba: "Torpe nigere_SDRq [algo así como “negro de mierda”, el peor insulto para los afroamericanos en Estados Unidos]".

A continuación, el negro volvía a la sala y empezaban los falsos cuestionarios. En la siguiente fase de la prueba, a los participantes se les pedía elegir un compañero entre las dos personas que habían protagonizado el incidente racista. El 63% de los encuestados de procedencia multiétnica, aunque ninguno negro escogió al blanco a pesar de los comentarios racistas.

Pero el trabajo no acabó ahí. Los investigadores preguntaron a otra remesa de participantes qué harían si presenciaran una situación como la vivida en el laboratorio. Y los resultados fueron muy diferentes: sólo el 17% de estos voluntarios declaró que escogería como compañero al hombre blanco que había hecho los comentarios racistas, un porcentaje muy por debajo del observado en el grupo que se enfrentó de verdad a la situación.

Según los autores del trabajo, este da las claves de la perpetuación del racismo cuando, en teoría, es una actitud que goza de pocos simpatizantes. Diversos estudios han demostrado que los racistas que sufren consecuencias por su actos discriminatorios son mucho menos proclives a repetirlos. Tal y como apuntan los investigadores, al suceder esto mucho menos de lo deseado, los racistas no se reprimen y las actitudes se perpetúan en el tiempo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)