España niega una reagrupación familiar por la talla de dos chicos

El consulado de Dakar estimó que, por su elevada estatura, los menores eran adultos La apreciación la efectuó un funcionario a ojo sin que mediara ninguna prueba médica

El Periodico, , 07-01-2009

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

En Barcelona, todo se había desarrollado rápido y bien. Aminata Samb, una ciudadana senegalesa que vive en España desde hace 10 años, presentó a principios del 2008 la solicitud para reagrupar a sus dos hijos, Mamadu, de 14 años, y Serigne, de 16. A las pocas semanas, la subdelegación del Gobierno le notificó que su expediente había sido aprobado. Solo quedaba que, con ese documento, sus hijos pidieran en el consulado español en Dakar, la capital senegalesa, el visado para venir a España.
Pero de repente, todo se torció. El consulado decidió denegar el visado. El motivo: el funcionario encargado del trámite consideró que los menores eran demasiado altos para tener la edad que decían tener. Lo sorprendente es que esa decisión se basó solo en el buen ojo del funcionario, pues no se llevó a cabo ni se reclamó ninguna prueba científica para determinar la edad de los dos chicos.

VULNERACIÓN DE DERECHOS
En la denegación, el consulado relata: “Se presenta un nacional senegalés que dice haber nacido el 8/12/1992 pero cuya apariencia física, por su complexión y aspecto facial, ha inducido a los funcionarios a considerar que su edad es igual o superior a los 20 años”. “Hay una significativa diferencia entre la edad alegada y la aparente, lo que induce a concluir que o bien la persona no es la que dice ser o bien la documentación no se corresponde”, indica el texto.
María Helena Bedoya, la asesora jurídica del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros (CITE) de CCOO, que defiende a Aminatu, denuncia que un funcionario pueda determinar que alguien no tiene la edad que dice tener echándole solo una ojeada a su físico. “No se ha llevado a cabo ni se ha solicitado ninguna prueba científica”, asegura.
Esta letrada experta en extranjería sentencia que “se necesita algo más que un buen ojo para llegar a una conclusión así y sin que se dé a los interesados la posibilidad de presentar una prueba médica de la edad”. Bedoya sostiene que su clienta ha sido víctima de una actuación administrativa que vulnera sus derechos fundamentales. No obstante, fuentes del Ministerio de Exteriores, al ser consultadas al respecto por este diario, niegan que se haya producido ninguna arbitrariedad en este caso y aseguran que el recurso presentado por esta inmigrante está siendo estudiado.

LEJOS EN NAVIDADES
Ahora, Aminata ha decidido realizar a sus hijos las pruebas médicas para demostrar que tienen 14 y 16 años. “Para mí, esto ha sido un mazazo. Yo no tengo la culpa de medir casi un metro ochenta y que mi exmarido, el padre de mis dos hijos, midiera casi dos metros. Mis hijos son muy altos, es cierto, pero tienen la edad que yo digo que tienen”, cuenta esta mujer, a la que, en la fábrica donde trabaja, sus compañeras la han sorprendido llorando a mares en plena línea de montaje. “Los niños tienen que estar con su madre. Es muy duro vivir lejos de ellos, no poder estar con ellos en sus cumpleaños ni en Navidades”, dice entre sollozos Aminata.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)