Las «pelus» chinas irrumpen en Barcelona

ABC, 07-01-2009

POR ÀLEX GUBERN

FOTO ELENA CARRERAS

BARCELONA. La llegada de inmigrantes a Barcelona, y su irrupción como elemento dinamizador en el comercio de la ciudad, ha cambiado definitivamente nuestros hábitos. ¿Quién se imaginaba hace pocos años poder abastecer la nevera pasadas las once de la noche de un domingo? Pues ahí están los populares «paquis». ¿Quién duda ahora cuando hay que mandar un fax urgente? Ahí está el locutorio de guardia. Ahora, y en un fenómeno de reciente implantación, también es posible recortarse el flequillo o hacerse la permanente siete días a la semana y a unos precios imbatibles gracias a las nuevas peluquerías regentados por ciudadanos chinos.

Al margen del negativo impacto que algunas de estas iniciativas tienen sobre el comercio local – reacio a asumir lo que es una liberalización de horarios de facto – , el público en general acoge de buen grado el fenómeno: precios ajustados y horarios más amplios. Hasta ahora, el impacto de la inmigración se daba de muy localizada, por barrios y por sectores, normalmente asociados a una u otra nacionalidad. Mayoristas chinos del textil en la zona de Trafalgar, colmados paquistaníes en el Raval… Desde hace no mucho, sin embargo, se impone la mixtura.

Un buen ejemplo es el distrito del Eixample, concretamente el barrio de Sant Antoni, tradicionalmente de gran dinamismo comercial, y que se ve reforzado ahora con la irrupción de una nueva hornada de emprendedores chinos. Primero abrieron distintos comercios asociados al textil, para luego pasar a regentar bares de toda la vida, que prosiguen su actividad sin haber cambiado el estilo, sólo que con nueva propiedad. Es el caso del popular Esterri – esquina Villarroel con Floridablanca – , donde se siguen sirviendo desayunos, tapas y platos como siempre pero con distinto acento, horarios más amplios y gran amabilidad: «Su calajillo, glacias». Ahora se lanzan a por el negocio de la peluquería y la estética, si bien en una primera fase básicamente dirigidas a sus compatriotas

Lidan Qi, asesora jurídica y portavoz de la Unión de Asociaciones Chinas de Cataluña, confirma esta realidad. «Es cierto que el sector del textil y de los bazares ya está muy saturado, y los bares y las peluquerías ofrecen muchas ventajas, como la poca inversión que requieren y el hecho de que una sola familia puede regentar el negocio», apunta. Su asociación estima que en la provincia de Barcelona habrá ya unas cien peluquerías chinas.

«Cuestión de tiempo»

Si en otros comercios el público local ya ha superado los recelos, entorno a las peluquerías sigue habiendo cierta prevención, asociada a casos como los detectados en el barrio de Fondo de Santa Coloma, donde en alguno de estos locales se ejercía la prostitución en la trastienda. No obstante, insiste Lidan Qi, es «cuestión de tiempo» que los clientes autóctonos empiecen a acudir a estos locales, que en algunos casos ya cuentan con una clientela fija gracias a sus precios extremadamente competitivos y a extras como el masaje de cabeza y cervicales que ofrecen incluido. Muchas señoras fieles a su peluquería de siempre empiezan a dejarse tentar por la nueva oferta.

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