Desahuciados de la chabola

Un grupo de magrebíes tendrá que abandonar su caseta de cartón y madera ubicada bajo el acceso de la autopista por Sabino Arana. El riesgo para el tráfico de su presencia obliga a ello.

Deia, 06-01-2009

Son un grupo de unos siete magrebíes que sobreviven entre el tráfico caótico y el frío invernal que azota estos días. Han habilitado su hogar bajo el nudo viario que se forma entre la A – 8 y los accesos a la capital por Sabino Arana. Es zona habitual de morada de sintecho, pero nunca antes se habían acercado tanto a la autopista.

Adecentaron con cuatro tablas, unos cartones, viejas ruedas y varios plásticos una chabola con dos departamentos que les permite evitar la rigidez no deseada de los albergues. Una contradicción. Su caseta improvisada casi linda con el centro de refugio de Elejabarri, el principal de Bilbao.

Los inquilinos sin casero no dan la sensación de indigentes. Son jóvenes, visten con decoro e incluso uno de ellos está dando clases “en la zona de Irala”, acierta a decir. A pesar de ser una chabola, está más o menos en orden, y entre ellos se llevan bien.

Incluso con temperaturas gélidas como las de la pasada noche han aguantado su vecindad en un lugar apartado, lejos de todo y cuyo acceso bajo el acceso más importante de Bilbao es muy difícil. Irónico.

Una ironía que ellos no entienden. Sobre todo cuando ayer se despertaron con las llamadas de varios agentes de la Ertzaintza de Tráfico. ¿A qué venían a molestar?, pensaron. “Nosotros no molestamos a nadie”, dijeron. Eso es cierto, a medias.

Su lejanía de calles y plazas es evidente y su presencia no ha sido denunciada por los vecinos de Basurto. De hecho para llegar a su pequeña y alargada parcela bajo el viaducto hay que superar dos vallas y sólo conociendo el itinerario se puede alcanzar la finca ubicada en una zona alta, por encima del trazado ferroviario de Feve. Es su cercanía al arcén del ramal de la autopista que viene de Donostia y sigue para Santander la que les ha provocado el inmediato desahucio.

Ayer varios agentes identificaban a los tres jóvenes que estaban en ese momento en el campamento. Nada que objetar. Lo que no les gustó tanto es lo que vino después. El aviso de que en 48 horas, es decir, mañana por la mañana, su hogar improvisado será pasto de la piqueta. Fuentes de la Ertzaintza explicaron que “se ha visto cómo en varios ocasiones arrojaban cartones y maderas a la carretera y eso es un riesgo para el tráfico. Por eso se ha decidido intervenir y evitar accidentes de circulación”.

Los agentes les indicaron que si querían recoger cualquier enser que tuvieran en la chabola tenían dos días para hacerlo. “Nada más, no nos dieron ninguna alternativa ni sitio alguno al que ir”, explicaba uno de los chavales. La mala nueva corrió como la pólvora entre el grupo de inmigrantes. Al mediodía, unas horas después de que los agentes les dieran el aviso, llegaban varios de los moradores a recoger sobre todo papeles. La documentación que manejan para acceder a ayudas y dar fe de su identidad.

El departamento de Obras Públicas de la Diputación, como competente en el mantenimiento de las carreteras del territorio, será el responsable del derribo. Después la zona quedará limpia, al menos de momento. Hasta que otros necesitados observen la parcela, perfecta para una estancia alternativa, y la historia se vuelva a repetir.

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