EMILIO PÉREZ DE ROZAS
BARCELONA

“Visca el pa, visca el vi, visca la mare que ens va parir a tots els que estem aquí!”
Ese es el cántico que el infantil B del Barça, que dirige Albert Puig, entonan antes de cada partido. Todo acaba, como no, en un alarido que sirve de empuje para un conjunto que, ya el pasado año, se proclamó campeón del torneo de Brunete siendo alevines (esa temporada ganaron los 30 partidos que jugaron) y que anoche, en Maspalomas, conquistó, con otra goleada (6-2 al Benfica), el campeonato internacional sub-12 de fútbol 7. Todos, pues, nacieron en 1996.
Este sí es un auténtico dream team infantil. Empezando por su entrenador, Albert Puig, de 40 años, Premio Nacional al Juego Limpio. Los Reyes le concedieron el galardón tras obligar, el pasado año, a sus jugadores a marcarse un autogol frente al Espanyol después de que uno de sus chicos se aprovechase, sin malicia, y lograse un gol tras un fuera de banda cedido por el rival para atender a un compañero. Todo un caballero.
No es de extrañar, pues, que cuando le preguntaron cuál de estos chicos llegará al primer equipo, Puig dijese: “Solo Dios lo sabe. Nosotros hacemos nuestro trabajo y, además, contamos con la ayuda de los técnicos del primer equipo, pero resulta impredecible”. Maneras de grandes tienen muchos. Por ejemplo, Fran (Francisco Javier Álvarez), autor de tres de los seis goles de la final. Este lateral pelirrojo, espigado, carrilero, goleador, se llevó ayer, como en Brunete, el premio al mejor jugador del torneo.
Fran aprovechó la ocasión para todo. “Le pido al presidente que nos regale un viaje a París y nos deje quedarnos con estas camisetas”, empezó diciendo con la copa en la mano. “Dedico el primer gol a mis tíos, que se han quedado cuidando a mi hermana, que tiene parálisis, en Tarragona; el segundo es para mis entrenadores y, el tercero, para el taxista que, con gran humor, me trae y me lleva cada día de Tarragona a Barcelona para que pueda entrenar”. Fue Fran, precisamente, quien preguntó al equipo arbitral, antes de iniciarse el partido, por qué llevaban una camiseta con la inscripción “¡ánimo Curro!”, en honor de un juez de línea, que se debate entre la vida y la muerte tras un accidente. “Díganle que nos acordamos de él”, apostilló el capitán culé.

Goleada tras goleada
El Barça, que ganó al Milan (3-0), al Sevilla (2-0), empató con el Espanyol (0-0), pasó los cuartos con apuros ante el Inter (3-2) -“nos pillaron algo dormidos pues jugamos muy pronto”, señaló el camerunés Enguene-, goleó al Valencia en semis (5-0) y arrolló en la final al Benfica, juega, en efecto, como el Barça de Pep Guardiola. Es más, arranca a galope, mete tres en los 10 primeros minutos -como anoche en la final- y luego se dedica a controlar el partido, adueñándose de la pelota, y a contragolpear con peligro.
No es Fran el único líder, no. Ahí están los cameruneses, surgidos de la Fundación Etoo, Enguene (máximo goleador en Brunete, con 9 goles, y pichichi en Maspalomas, con 6) y Kaptoum, dos centrocampistas espectaculares. Y el cazagoles Saavedra, llegado desde Elx. Y Musta, Moustapha Seck, catalán de pura cepa, hijo de emigrantes senegaleses. Y eso que, como era fútbol 7, Puig tuvo que dejar en La Masia al venezolano David Zalzman, otra joya de delantero; a Marc Gual y a Adama Traore, nacido en Catalunya. Traore, de padre de L’Hospitalet y madre de Mali, es, dicen, el infantil más rápido de España.
Los triunfadores de Maspalomas, que llevan casi dos años sin perder, son, según expresión del televisivo Sergi Albert, árbitro del torneo, “unos auténticos toros”. “Lo más impresionante”, señaló el exinternacional Santi Cañizares, comentarista de C+, “es que, no solo juegan con la misma intensidad del Barça de Guardiola, sino que atacan en manada”.