Diálogos para tirar de la manta

El Mundo, PEDRO SIMON, 28-12-2008

En España ya hay ‘51 manteros’ en prisión. EL MUNDO sienta a un juez de la Audiencia Nacional, a un artista y a un vendedor para debatir sobre la respuesta penal a la piratería MADRID. – Llegaron a España en viaje de quinta clase y la vida les recibió con la banda sonora de las aceras, donde la música que venden en una manta deshilachada suena a villancico rayado, carcelario y terrible.


Según datos de Instituciones Penitenciarias, ya hay 51 manteros en prisión por su menudeo de pavimento y subsistencia. Pasa en nuestro país desde 2003, cuando hubo un endurecimiento del Código Penal. Casi nadie había reparado en ello. Hasta que, un día, un inmigrante pobre entró en la cárcel con la cantinela.


Cantantes, actores y juristas ya han comenzado a movilizarse por la despenalización. EL MUNDO ha sentado por primera vez en una misma mesa a un juez de la Audiencia Nacional, a un artista y a un mantero. Para que hablen de lo suyo. El magistrado Ramón Sáez, el actor Willie Toledo y el senegalés Ousmane Ndione charlaron durante una hora sobre esa venta ambulante que estalla entre las manos y amputa futuros. Este periódico invitó igualmente a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) a participar en la charla. La SGAE declinó sentarse a hablar.


EL MUNDO. – ¿Vendedor ambulante o delincuente?


Ousmane Ndione. – En mi país la venta ambulante es algo normal. La gente vende sus cosas y no hay problema con la ley… Yo estuve trabajando en la calle vendiendo cedés en el top manta. Hasta que un día me persiguió la Policía con las motos y lo dejé. Me daba miedo. Había días en que ganabas más de 20 euros, pero también había días en que no vendías nada… Esos chicos que están en la cárcel vendían en la calle para sobrevivir, es un derecho básico del ser humano el buscarse la vida, ¿no?


Ramón Sáez. – Cuando yo celebraba juicios con trabajadores como tú y escuchaba sus relatos de cómo habían llegado, me sobrecogía… La respuesta que damos a vuestra llegada para buscar un mundo mejor es injusta. Después de la reforma que hubo en 2003 la pena es de prisión y multa, antes era alternativa. Todo avalado en una reforma en la que se rebajó la pena para delitos como la estafa y los delitos fiscales…


E. M. – ¿Cómo creéis que se percibe en la calle este asunto?


R. S. – Si los autores, actores y creadores supieran que la protección de la propiedad intelectual consiste en la persecución de las gentes más pobres y no de los que defraudan o falsifican… pienso que ellos mismos dirían que en su nombre no. En mi nombre no se persigue a los más pobres.


Willie Toledo. – Lo que pasa es que entre los artistas hay falta de información, la gente no sabe que están entrando manteros en prisión. Este asunto no beneficia a nadie. Ni a los autores. Ni a los editores. Ni al Estado. Ni a las cárceles, que están a reventar de gente. Ni por supuesto a esas pobres gentes que están aterrorizadas con la persecución día tras día por culpa de los discos piratas.


E. M. – ¿Quién es el último responsable de estos 51 encarcelamientos?


R. S. – Las sociedades que representaban los derechos de las distribuidoras, que eran las que estaban en los procesos, comprobaron que había un requisito en la ley, que era que tenían que denunciar. Comprobaron que los acusados eran pobres gentes de la que no iban a sacar ni un duro. ¿Qué hicieron? Abandonar el proceso penal.


Pero alguien detrás dijo: «Vamos a eliminar el requisito de denuncia previa». Y se eliminó para que fuera un delito perseguible de oficio. Esas asociaciones ya no van a los procesos porque no hay nada que cobrar. Y en cuanto al daño económico, habría que ver. Quien compra dos películas por cinco euros no compra películas a 20 euros cada una. Esto se ha montado así y nadie es consciente de las consecuencias.


W. T. – Ya, pero tuvo que haber alguien que tuviera la idea…


R. S. – Sí, detrás ha habido grandes intereses. Las sociedades que representan los derechos de autor son grupos de presión. Hay que proteger los derechos de los autores. Pero no así. Nos hace indignos como sociedad.


O. N. – Los artistas tienen que saber lo que le está pasando a los que venden en la calle, tienen que hablar con nosotros. No van a entender que a un chico que busca su manera de sobrevivir lo metan en la cárcel. O que le pongan una multa de 1.000 o 2.000 euros cuando tiene problemas para sobrevivir.


E. M. – La SGAE estaba invitada y no ha querido venir al debate…


R. S. – La SGAE no ha venido a debatir quizás porque es más cómodo no dar la cara. Cuando sabemos que algo que hacemos produce daños colaterales, no miramos ahí.


W. T. – No vienen porque no hay argumentos, no hay forma de defender esto.


R. S. – No estaría mal que la SGAE, después de ver todo el sufrimiento que ha promovido (no de manera consciente), devolviera a los creadores lo quitado con subvenciones a la música. Si hubieran venido aquí y lo hubieran escuchado a lo mejor cambiaban de opinión.


W. T. – Es como lo de ser más papista que el Papa. Defender el derecho de los autores cuando los autores no están perdiendo ningún derecho ni les han pedido que les defiendan así. Los autores no le piden al Gobierno que meta a esta gente en la cárcel. Es mentira que cada copia sea un disco menos vendido.


E. M. – ¿Qué puertas hay que tocar?


R. S. – Hay que cambiar la ley. El problema es cómo se crea conciencia, cómo se crea opinión pública.


W. T. – Un Gobierno que se dice de izquierdas tiene que anteponer el ser humano a todo. Y en este caso el ser humano está siendo encarcelado por nada. Permitir esto es propio de políticas de la extrema derecha y de limpieza económica…


R. S. – Eso, es la basura que se mueve, basura en el sentido metafórico, la basura humana que produce la globalización y que metemos en contenedores que son las cárceles. Busquemos alternativas a la prisión, esto es lo mínimo: no provoquemos más sufrimiento al que ya tiene mucho.


E. M. – ¿Creéis que se puede cambiar esto en el Congreso en las enmiendas al Código Penal?


O. N. – Espero que sí. Tengo muchos amigos que trabajan en esto, compañeros de piso. Viven con miedo. Pero habrá alguna manera de estar aquí.


R. S. – Si no valen los argumentos éticos hay que descender a los utilitarios. El propio Estado está derrochando medios para nada, trabajo de la Policía, de los fiscales, de los jueces, de prisiones… Estamos derrochando los servicios públicos para promover la injusticia.


elmundo.es


Vídeo:


Vea parte de la charla sobre los ‘manteros’ y su ingreso en prisión.


UNA LEY MUY DURA


El artículo 270 del Código Penal recoge condenas de entre seis meses y dos años de cárcel y multas severas para quienes reproduzcan, plagien o distribuyan cualquier tipo de obra sin permiso.


Un ‘mantero’ tiene más condena que, por ejemplo, una persona que venda hachís a pequeña escala, conduzca borracho o hurte ‘cedés’ por un valor de hasta 400 euros.


El endurecimiento legal tuvo lugar en 2003, cuando se modificó el Código Penal a instancias de grupos de presión del sector.


Jueces, fiscales y catedráticos han iniciado una campaña reclamando que se modifique la legislación penal.


Numerosa jurisprudencia avala la despenalización de los vendedores ambulantes de copias piratas.

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