El Gobierno cree que la crisis económica puede hacer estragos entre la población extranjera, uno de los colectivos más vulnerables al desempleo, cuyos miembros aún sufren la discriminación de algunas empresas a la hora de acceder al mercado laboral. El Ministerio de Trabajo e Inmigración avisó ayer de que, en el actual contexto de desaceleración, los trabajadores inmigrantes «pueden verse especialmente afectados».
Con motivo del Día Internacional del Migrante, el departamento que dirige Celestino Corbacho expresó la necesidad de desarrollar mecanismos de formación y reciclaje profesional, dirigidos a extranjeros, que permitan su «mejor adecuación a las necesidades del mercado de trabajo». El Ejecutivo resaltó que los inmigrantes contribuyen «al avance» de España, y situó su participación activa en la vida económica entre los requisitos para su integración. Según un estudio de la Cátedra de Inmigración de la Universidad Francisco de Vitoria, en septiembre de 2008 había 2.088.657 extranjeros cotizantes a la Seguridad Social, el 11% del total. De ellos, el 75% lo hacían en el régimen general, y 234.000 figuraban como autónomos. Su nivel medio de ingresos era de 1.028 euros mensuales para los hombres, y de 811 para las mujeres. Esos sueldos son, según los autores de la muestra, «inferiores entre un 20 y un 30%» a los que cobran los españoles, porcentajes que confirmarían la «discriminación salarial» que sufren.
La muestra revela, además, que sólo el 36% de las empresas españolas cuentan con inmigrantes en sus plantillas. El 64% restante declara no contratar extranjeros y aducen como motivos su «falta de cualificación», la «complejidad administrativa» que conlleva y, en tercer lugar, «las dificultades de integración» de esos trabajadores en sus estructuras. La mayoría de esas firmas aseguran que sólo contratarían extranjeros en caso de «insuficiente mano de obra autóctona» o de recibir «incentivos fiscales».