Xenofobia, racismo y otras falaces acusaciones

El Día, EDITORIAL, 14-12-2008

NOS HA LLAMADO la atención el artículo publicado en un periódico digital de Las Palmas por Antonio Rodríguez de León, titulado “Cuando el canario ve moros en la costa, pone sus barcas en remojo?”. Afirma este autor, y con razón, que “los canarios tenemos prohibido comentar el cómo y por dónde entran los foráneos, que es causa de inseguridad ciudadana, sin que seamos acusados de racistas. Tenemos prohibido reivindicar más garantías de trabajo en nuestra propia tierra para nuestros propios hijos, sin ser acusados de insolidarios”.

POR decir lo mismo, a nosotros nos han llevado a los tribunales bajo las acusaciones de xenofobia y racismo. Dos imputaciones que suponen, caso de ser falsas, sendos delitos de calumnias por los que deberán responder en su día quienes las han hecho. Añade Rodríguez de León en su artículo que también tenemos prohibido “reivindicar ser un pueblo libre sin ser acusados de separatistas y terroristas”. ¿Alguien lo duda? Vean lo que ha ocurrido en los últimos meses con EL DÍA, reprobado por un Parlamento que está obligado a defender la libertad de expresión, zarandeado en programas de radio y televisión alguno de ellos montado ex profeso para denigrar a José Rodríguez, y vituperado hasta lo indecible por “periodistos” y periodistas del terror, que actúan como perros de la ira canariona.

DICE grandes verdades Antonio Rodríguez de León al afirmar que las personas que llegan a Canarias por los aeropuertos con la documentación en regla, lo hacen “autorizados con billete de turista y se quedan sin ser controlados por las autoridades de frontera”. Señala, asimismo, que muchas familias canarias sin recursos para mantener a sus hijos están desasistidas por la Administración, mientras que a los menores que llegan en pateras y cayucos se destina un presupuesto no menor a los 30.000 euros anuales". Para ser concretos, el Gobierno autónomo gasta en estos momentos 45 millones de euros anuales en atender a estos niños imposibles de repatriar. Cuarenta y cinco millones de euros no parece una cantidad excesivamente elevada, pero son nada menos que casi 8.000 millones de pesetas. ¿Informar de esto supone un acto de xenofobia o, simplemente, estamos contando la verdad?

EN otro diario digital, también de Las Palmas, leemos un igualmente notable artículo titulado “Moros y cristianos”. De él reproducimos textualmente un párrafo debido a su interés: “Los mauros, moros o magos son un pueblo extraordinario. Llamados bereberes, en realidad son el pueblo amazigh, que en su idioma tifinah significa hombres libres. No me voy a meter con las razas, pero en este sentido son una raza alta y esbelta, de la que dan fe los primitivos aborígenes isleños, los guanches. Muchos moros son cristianos. Empezando por el fundador del Cristianismo, San Agustín, nacido en Argelia”.

¿EN qué quedamos? ¿Es o no es despectivo el término moro? ¿Había necesidad de organizar tanto alboroto porque el alcalde de La Orotava hablase de costas desguarnecidas y de moros que nos pueden llevar por delante? ¿No es verdad, aunque lo nieguen sus autoridades, que Marruecos anhela anexionarse Canarias, pues considera que son islas situadas en su zona marítima exclusiva, como ocurre en la realidad al amparo del derecho internacional mientras no alcancemos la condición de estado soberano? ¿Fue racista Shakespeare al escribir “Otelo: el moro de Venecia”? ¿A cuenta de qué, entonces, tanto aspaviento por parte de los perros de la ira?

NO menos interesante consideramos el artículo del letrado Juan Francisco Díaz Palarea titulado “El día y la noche del sistema colonial español en Canarias”. Dice este nacionalista al referirse a quienes persiguen a los canarios que no desean ser súbditos de una metrópoli sino ciudadanos libres de un país soberano, que “toda esta troupe de estómagos agradecidos y de bolsillos llenos con las monedas de Judas, que forman ya parte de la noche del sistema colonial español, están intentando silenciar al periódico independentista canario, EL DÍA, que es el de más difusión en Canarias, y que tiene el récord de ser el más leído de todos los periódicos que han existido en la historia del Archipiélago canario”. Añade Díaz Palarea, igualmente con gran acierto, que “menos mal que el camino a la Independencia y la libertad del damnificado pueblo colonial canario se está empezando a desbrozar, para poder sacar de la lacra de la pobreza y el elevado paro a los canarios, que de una u otra forma es causado por la supercolonización del Archipiélago?, que España ha llevado a cabo para intentar que los canarios seamos minoría en nuestra propia tierra, violando con ello toda clase de normas internacionales. Empezando por el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas, e innumerables resoluciones de la Asamblea General de la ONU”. ¿Cuántas veces hemos dicho lo mismo nosotros?

HEMOS recibido, por otra parte, la carta de una lectora que nos recomienda sensatez, responsabilidad y prudencia. Reconoce que estamos tan cerca del gigante africano, que podría dar un bostezo y devorarnos antes de que lo advirtiésemos. Coincidimos en este punto con nuestra amable lectora: Marruecos puede apropiarse de Canarias cuando lo estime oportuno. Discrepamos, en cambio, de que la mesura sea lo más adecuado para el pueblo canario actualmente. Si se refiere usted a mesura en el proceder, sí; siempre hemos dicho que aspiramos a un proceso basado en el diálogo inteligente, y nunca en la violencia, para alcanzar nuestra soberanía. En cambio, si por mesura entendemos que hemos de seguir esperando otros seiscientos años para recuperar la libertad que les fue arrebatada a los guanches, desde ahora mismo decimos rotundamente que no. Incluso nos permitimos ir un poco más allá y recomendarle, apreciada lectora, que no tenga miedo de la libertad. No vamos a necesitar esas pateras y cayucos que ahora llegan a nuestras costas para emigrar a África, porque estas Islas son poseedoras de riquezas suficientes para que vivamos todos muy bien; riquezas, lo decimos una vez más, que hoy nos usurpa la Hacienda española.

PUESTOS a seguir con el repaso a la prensa de los últimos días, hemos de referirnos a un penoso individuo que estuvo en esta Casa, aunque se marchó porque no comulgaba con nuestra línea de reivindicar la soberanía para Canarias y defender a Tenerife de la rapiña canariona. Hizo bien, pues aquí acogemos afectuosamente a los peninsulares que quieren vivir tranquilamente entre nosotros, respetando nuestras costumbres y singularidades, pero no nos gustan los amantes de la españolidad de estas Islas. Eso sí, le agradeceríamos que no nos citase en sus artículos. Teníamos muy buen concepto de este escribiente, pero nos ha decepcionado. Dice usted que fomentamos el separatismo. Matizamos sus palabras: la libertad es un don y un derecho divino; el separatismo es una opción política. En consecuencia, la libertad está unida a nuestra condición de seres humanos. Separarnos de un país que nos sojuzga es algo a lo que podemos optar o no, pero que en el caso de Canarias constituye una elección irrenunciable para nuestra supervivencia como pueblo.

POR otra parte, escribía el pasado jueves nuestro colaborador Infante Burgos que “Canarias es una economía altamente dependiente del sector servicios, concretamente del turismo, y con una escasa presencia industrial”. A la hora de compararnos con Puerto Rico, señala de los borinqueños “han recorrido un largo viaje que los sitúa en producciones industriales con porcentajes en su PIB por encima del 40 por ciento, mientras en Canarias malamente nos acercamos al diez.” Añade Infante Burgos, como conclusión, “que la situación en el mundo debe ser y es utilizada por distintos países para buscar su lugar y encaje en el global de una economía sin fronteras. Está claro que Canarias es una de las plataformas intermedias entre tres continentes, y la única posible para toda la mitad occidental de uno de ellos”. Coincidimos con nuestro colaborador en que esta es una de las principales fortalezas de Canarias para afianzarnos como país soberano. No debemos hacerle caso a los timoratos, a los amantes de la españolidad y a los nacionalistas teóricos que quieren retrasar nuestro proceso liberador porque ellos no tienen prisa; les va bien con la situación actual ya que se están llenando, políticamente, los bolsillos.

COMO última recomendación de nuestro editorial de hoy, y en relación con este tema de la soberanía del Archipiélago, aconsejamos la lectura del artículo de José Luis Concepción publicado en esta misma edición de EL DÍA.

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