Un ecuatoriano será expulsado por un error administrativo

El Día, G. MAESTRE, Tenerife, 14-12-2008
G. MAESTRE, Tenerife

Segundo es un ecuatoriano de 53 años que lleva buena parte de su vida en Canarias. Llegó a Tenerife con la esperanza de especializarse en su gran pasión: las artes gráficas. Sin embargo, y tras un periodo de seis años de prosperidad en el que los contratos de trabajo nunca faltaron, la Subdelegación del Gobierno le ha comunicado su intención de expulsarlo.

“Nada más llegar me salió un contrato para trabajar en artes gráficas, y tras terminar ése, he trabajado en el campo y en la construcción, pero con 2008 llegaron mis problemas. Me contrató una empresa constructora, pero yo y varios compañeros tuvimos que denunciarla porque no nos pagaba, así que empecé a cobrar una ayuda económica para los mayores de 52 años como único medio de subsistencia, pero en julio me contrató otra empresa. La mala suerte hizo que a la semana de incorporarme me rompiera el tobillo”.

Ahí empezó el calvario de Segundo. “La empresa me dio un documento para que lo presentara en la oficina del paro. Ese documento decía que yo no tenía ninguna relación laboral con esa empresa, pero en la base de datos de Empleo yo ya aparecía dado de alta. Sin saber qué hacer regresé a la empresa, que me remitió a una gestoría, en la que no me dijeron nada hasta 20 días después. Sin embargo, y a diferencia del paro, para la Seguridad Social yo no estaba de alta, sino desempleado, por lo que me siguieron pagando la prestación, mientras yo pensaba que era la baja laboral”, detalla.

El problema de esta confusión es clave, ya que “si se me hubiera reconocido que estaba trabajando y por lo tanto que estaba de baja médica, aunque sólo llevara una semana, se me habría renovado automáticamente el permiso de residencia, pero al estar cobrando una prestación por no tener trabajo, ya me han comunicado la expulsión”, señala el ecuatoriano.

El seis de junio se cumplió su permiso de residencia, sin embargo, y gracias a un recurso que puede durar hasta tres meses antes de ser resuelto, Segundo busca una manera de poder quedarse en la que ha sido su casa durante estos últimos años.

“La única forma que tengo de que me renueven es a través de un contrato de trabajo”; sin embargo, Segundo también explica que “a uno lo obligan a delinquir trabajando, es decir, lo obligan a trabajar por dinero negro porque si no, no se puede sobrevivir”, y añade que “de la noche a la mañana no pueden coger a un persona y decirle que ahora no está en la Seguridad Social porque sí. No se dan cuenta del problema tan grande que nos crean a personas como yo”.

“Quiero contar mi historia para que todos aquellos que son inmigrantes tomen la precaución de saber en todo momento en qué situación están con la Seguridad Social y para que los organismos sean más sensibles, porque yo no hubiera tenido la oportunidad de estudiar artes gráficas y por eso ha merecido la pena venir”.

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