«Es un espectáculo lamentable y dantesco», protesta una ONG

La Comisión de Ayudaal Refugiado advierte de que hay quien se lucra con esta situación

El Correo, J. G., 15-12-2008

Las quejas de los inmigrantes que se ven obligados a soportar estoicamente largas esperas nocturnas bajo la lluvia, con la única protección del alero de un edificio situado frente a la comisaría de Indautxu, han terminado por «indignar» a los responsables en Euskadi de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Su presidente, Javier Galparsoro, califica la situación de «dantesca y lamentable». A su juicio, se está tratando a los extranjeros que desean obtener su documentación de una manera «inhumana».

«Es ridículo – denuncia – que algo así suceda hoy en día. En los tiempos que corren, la Administración cuenta con numerosos recursos tecnológicos a su alcance para resolver este problema, pero no hace absolutamente nada», critica. De hecho, recuerda, las aglomeraciones de ciudadanos a primera hora de la mañana también se producían frente a las dependencias policiales de Indautxu, cuando entró en vigor el nuevo carné digital. Sin embargo, la puesta en marcha de un sistema de asignación de cita previa telefónica y vía Internet puso fin al conflicto.

«¿Por qué no se procede de la misma forma con los inmigrantes?», se pregunta el presidente de CEAR. «¿Qué pasa? Que son ciudadanos de segunda y no interesa, ¿no?», censura. El portavoz de la ONG ha recibido en los últimos días numerosas visitas de personas que no han podido cumplir con el papeleo pese a pasar más de «ocho y diez horas» en la cola. «Les ves venir y se te cae el mundo al suelo, porque ves que la Administación está jugando con su futuro y sus ilusiones», protesta.

Galparsolo también quiere llamar la atención sobre las personas que se están lucrando por «la desidia pública». El presidente de CEAR se refiere a ‘los apuntadores’, individuos que cobran hasta 50 euros a cada inmigrante por apuntarle en una lista que les dé preferencia sin tener que guardar cola, como ya desveló hace unos meses este diario. «El sistema empleado incita a la picaresca», censura el representante de la ONG.

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