CRISIS EN MADRID / PORTES BARATOS

La 'república independiente' de su porte

El Mundo, MARTA BELVER, 15-12-2008

Servicio. Una veintena de transportistas se ofrece para trasladar muebles a las puertas del Ikea de San Sebastián de los Reyes. Cobran alrededor de 45 euros por trayecto, la mitad de la tarifa oficial. La compañía sueca dice que «pueden trabajar siempre que no interfieran en la actividad de la tienda y que no entren a los locales» Gustavo sigue abotonándose el mono con el que iba a la obra en la que trabajaba hasta abril, pero ya no pone ladrillos ni tiene nómina fija: los extras de su sueldo sin base los suman los clientes del Ikea de San Sebastián de los Reyes que contratan sus servicios de porte económico.


A las puertas de la empresa sueca de mobiliario asequible se apelotonan cada fin de semana una veintena de furgonetas sin rotular, como la del colombiano Gustavo, que trasladan las cajas de los clientes desde el centro comercial hasta sus domicilios por la mitad de precio de la tarifa oficial. Hace unos meses su presencia era exótica; ahora incluso hay trifulcas por la primera línea de reparto de papelitos con móviles anotados.


- «Socio, vete a otro sitio» – vocifera un transportista con forro polar azul celeste, nada más echar el freno de mano a su vehículo de carga, a otro que está apostado, con su montoncito de hojas con números, junto a los cristales que se abren y cierran acordeónicamente.


- «¿Por qué no te vas tú?» – le susurra al cuello de su camiseta el aludido, con acento del Este, que también ha vuelto de una entrega hace escasos minutos.


- ¡Porque yo soy legal! Por eso no me voy – le responde el primero, adelantándolo por la derecha hasta situarse en el mejor sitio para interceptar compradores con carrito.


Ya con un tono dulcificado cuando los periodistas se identifican, el legal, Enrique, explica que su enfado se debe a que en el parking de Ikea «la mayoría» de los porteadores «no pagan impuestos, así que pueden cobrar el servicio más barato». Muchos de los miembros de este particular gremio ponen nacionalidad a la presunta ilegalidad: rumana. «Tienen que comer, como todo el mundo, pero no es justo», se queja el autónomo de azul celeste que, con tres empleados a su cargo y uniformados del mismo color, no deja de repartir tarjetas.


Pero a la hora de la apertura de cartera del usuario, el abanico de precios tampoco tiene muchas varillas: hay una tarifa mínima tácita de 40 euros y un tope de 50 (que sólo se permiten miniempresas) para trayectos por los que la multinacional extranjera solicita 100 euros.


Lo más habitual en estos pactos al aire libre es cobrar 45 euros por traslado. Y se realizan tres o cuatro viajes diarios cuando es fin de semana, lo que, descontados los gastos de combustible, supone un beneficio limpio en el bolsillo del conductor de unos 120 euros. Bienvenido a la república independiente de su porte.


En el currículo de todos los transportistas no oficiales de Ikea las palabras «crisis» y «económica» se leen sin necesidad de estar impresas. Francisco, por ejemplo, era ingeniero industrial en su Venezuela natal. Se tuvo que meter a ejecutivo de cuentas en una empresa química cuando llegó a España hace un embarazo porque no podía homologar su título y desde que lo echaron de allí carga cajas de muebles en piezas por su cuenta. Hasta se siente afortunado.


«Soy autónomo y pago 500 euros de Seguridad Social, pero por lo menos me permite vivir decentemente, no paso hambre. A mis 50 años nadie me va a dar otro trabajo», relata locuazmente sin dejar de subir bultos a la furgoneta. Antes del sermón desde el altar de su vehículo, con una gorra visera por mitra, le ha pedido a la periodista con mucha amabilidad que le enseñe una acreditación del medio para el que dice estar empleada. «Ya no sabes de quién puedes fiarte», se disculpa antes de marcharse dejando una estela de humo.


Al que no van a fiarle mucho más es a Gustavo en su banco porque lleva tres meses sin pagar la cuota de 300 euros que le adeuda por el préstamo de su furgoneta. Para lidiar la bravura del paro se compró una Ford Transit de 15.000 euros, pero el transporte de objetos desde San Sebastián de los Reyes a cualquier parte le deja en su hucha 130 euros algún día de la semana y apenas 30 casi todos. «Los rumanos ahora lo están monopolizando todo; intento sobrevivir así mientras busco otro trabajo», dice mientras arranca el motor con las últimas adquisiciones hogareñas de una pareja de jóvenes al estilo familia Beckham a cuestas.


Algunos de los porteadores que se sortean a los visitantes que salen con compra pesada han intentado esquivar la competencia creciente en las otras tiendas que la cadena tiene en Madrid. Pero de allí los han echado, dicen, alegando que los parking son propiedad privada de la compañía.


Fuentes de Ikea no confirman este extremo pero sí que los transportistas que se apuestan en los aledaños de los centros pueden desempeñar su trabajo «siempre que no interfieran en la actividad de las tiendas y que no entren dentro de las mismas». A la pregunta de si la afluencia de transportistas privados le resta o restará dividendos a su cuenta de resultados, la filial ibérica de la firma se limita a contestar que ella presta «un servicio de transporte y montaje a través de empresas subcontratadas y homologadas».


La multinacional facturó entre septiembre de 2007 y agosto de este año 1.196 millones de euros en España, un presupuesto con el que se podrían comprar 4,8 millones de sofás de tres plazas.

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