Protestas ciudadanas en Europa contra la construcción de centenares de mezquitas

ABC, FRANCISCO DE ANDRÉS | MADRID, 14-12-2008

Después de la polémica del velo, la de las mezquitas. Las solicitudes de construcción de nuevos lugares de culto mahometano se cuentan por millares en el área de la UE. Muchas peticiones se resuelven de modo pacífico. Otras están siendo objeto de creciente resistencia ciudadana en Italia, España, Francia y Alemania. Partidos de derecha y de izquierda suman en muchos lugares fuerzas. También católicos y laicistas. Unos por razones urbanísticas, de seguridad ciudadana – salafistas, grupos islamistas y países árabes radicales emergen como principales fuentes de financiación – ; otros por su proximidad a las iglesias católicas, o por la sospechosa connivencia con los promotores por parte de autoridades locales anticlericales.

En Francia, el Ministerio del Interior tiene censados 200 nuevos proyectos de mezquitas en París y capitales de provincias. La última inaugurada en Créteil tuvo una insólita repercusión pública. La ministra del Interior, Mich_l Alliot – Marie, excusó en el último momento su asistencia tras conocerse las simpatías salafistas del nuevo imán, respaldado por el alcalde socialista de la localidad.

En Alemania, Colonia y Berlín han conocido en los últimos dos meses movilizaciones ciudadanas para protestar por la inauguración de grandes mezquitas. El lema de las protestas: «Por la democracia y los derechos humanos, contra el antisemitismo y el islamismo». En el fondo, el miedo a la «islamización» de los barrios donde se levantan las nuevas mezquitas.

Italia es la nación comunitaria donde existe mayor consenso en torno a la erección de nuevas mezquitas. La bandera, a la que se acogen con matices casi todos los partidos, la enarbola la Liga Norte, que acaba de pedir «una moratoria para la construcción de nuevas mezquitas y presuntos centros cultares» islámicos.

La tolerancia extrema es la norma, en cambio, en algunas capitales. Londres permite aparcar en doble fila en las cercanías de las mezquitas cuando acuden los fieles a la oración. En Bruselas el tráfico es desviado en los barrios musulmanes durante las festividades religiosas. La holandesa Rotterdam tendrá en enero su primer alcalde mahometano.

Arabia Saudí, que prohíbe radicalmente la práctica de cualquier religión distinta a la islámica, aparece como el primer promotor financiero de las grandes mezquitas europeas. En fechas recientes solicitó a Rusia permiso para construir en Moscú una nueva mezquita, y la respuesta no se hizo esperar: lo obtendrá cuando exista en Arabia Saudí una iglesia ortodoxa.

Fuera del menú

El trato recíproco es parte de la justicia, pero en la liberal Unión Europea las ansias de reciprocidad chocan con el concepto de libertad religiosa. La respuesta rusa a los saudíes «no es posible en la UE porque sería poner condiciones a la aplicación de una ley fundamental como es la libertad de culto», afirma Joaquín Mantecón, ex subdirector general de Asuntos Religiosos.

La transparencia en la financiación para evitar los «submarinos» islamistas, el respeto al paisaje urbano y las necesidades reales de la comunidad musulmana, son hoy por hoy los únicos recursos con que cuenta Europa para regular la proliferación de mezquitas. El «remedio ruso» no figura sencillamente en la carta.

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