E l Ayuntamiento de Molina de Segura ha otorgado a Antonia Robles Bermúdez el Diploma de Servicios Distinguidos por su aportación a la mejora de la calidad de vida de las mujeres en el municipio. Fue concejal del PP (1987-1995), ha trabajado como administrativa en Justicia y, actualmente, es codirectora del la residencia de ancianos de Santo Ángel. Pero su mayor aportación al movimiento asociativo ha sido a través del Centro de la Mujer de Santa Bárbara, donde comenzó a tener tareas de responsabilidad en 1979. Desde entonces ha colaborado activamente en la fundación de los 21 centros existentes en la localidad.
- ¿Qué ha representado para usted esta distinción?
- Se queda una sorprendida, pero es un honor. El diploma se lo merecen todas las mujeres que han contribuido a la prosperidad del municipio y a ellas se lo brindo.
- ¿Qué papel desempeñan los centros de la mujer?
- Yo siempre digo que el centro de Santa Bárbara fue el trampolín de mi vida porque en él descubrí mi vocación de servicio. Los centros han sido los impulsores de la formación integral de las mujeres. Hace 30 años eran prioritarias las clases de cultura por la falta de alfabetización y luego se han ido incorporando otras áreas y actividades. Han cambiado mucho en 30 años.
- ¿Ahora en qué centran sus esfuerzos?
- Desgraciadamente, los esfuerzos se orientan a eliminar la lacra machista que está matando a tantas mujeres, psíquica y físicamente. No tiene razón de ser a estas alturas de siglo. Se trata de que la mujer se incorpore con todas sus potencialidades a la vida social y política.
- Serían tiempos revueltos los años sesenta, cuando llegó a Molina…
- Me fui a la vendimia con 14 años y por eso tengo tanta consideración a los inmigrantes. Al poco de entrar en la conserva, mi hermana se cortó una mano y no estaba dada de alta. En ese momento me di cuenta de la necesidad de unirnos a los movimientos asociativos para reivindicar derechos. En aquel entonces estaba el Movimiento Obrero de Acción Católica.
-¿Qué consiguieron?
- Era una época en la que los derechos brillaban por su ausencia, pero se consiguió que se pagaran las extras en el famoso vale que nos daban o que nos dieran una banqueta para sentarnos porque las condiciones eran insoportables.
- Tras trabajar doce años en Justicia, se puso a estudiar en la Universidad con más de 40 años. ¿Lo suyo es una carrera de fondo?
- Sí es una carrera de fondo porque con más de 40 años, casada y con tres hijos, me fui a la Universidad y me diplomé en Graduado Social, algo que me ha abierto un mundo importantísimo. Animo a las mujeres a que se lo propongan.
- Es curioso: usted fue concejala del PP ocho años en la oposición y su hija, la actual concejala de Cultura, siempre ha estado en el Gobierno local.
- Unos plantan la higuera y otros se comen los higos. Mi hija y el resto de concejales del PP han recogido los frutos y me alegro por ellos.