"Es absurdo arrestar a inmigrantes con billete de vuelta sólo para engordar la cifra de expulsados"

Diario de noticias de Gipuzkoa, a. zabaleta, 12-12-2008

Donostia. Hardouin, presidenta de Cimade en Baiona, participó en una mesa redonda organizada por Mugak y SOS Arrazakeria. Su asociación ayuda a evacuados y trabaja en los centros de retención para indocumentados.

¿Cuál es la situación en Baiona?

El Gobierno francés busca que haya un número importante de expulsiones al año, 25.000. Muchas personas pasan por la muga porque ya van a sus países de origen, con billetes de autobús o de avión desde Madrid o Lisboa y la policía francesa les detiene. Se les niega la entrada al Estado español como consecuencia del Acuerdo de Málaga, que dice que deben retornar a sus países de origen desde donde estén, es decir, Francia se debe responsabilizar del retorno. En nuestro caso, las personas que acaban en el centro son gente de paso, no trabajan en Baiona, y se les arresta como consecuencia de una política absurda: hay personas que tienen un billete de vuelta, pero deteniéndolos Francia paga su viaje, únicamente para alcanzar la cifra de 25.000.

¿Todos son gente de paso?

Sí. También llegan familias que viven en Francia desde hace años, con niños que van a la escuela y un padre que trabaja, aunque de manera irregular. Eso no sucede en Baiona, es una ciudad pequeña y es más fácil estar controlado por la policía, por eso esas personas prefieren ir a ciudades más grandes como Burdeos o Toulouse, donde también hay más trabajo. Viven más tranquilamente en una gran ciudad que en el País Vasco.

¿Cuanto tiempo pasan en el centro antes de ser repatriados?

Como máximo la ley dice que 32 días, aunque la mayoría están unos quince, según lo que tarde el papeleo. La policía necesita autorizaciones, también del país de origen. Si no consiguen esa autorización y se cumple el plazo legal, se les saca del centro.

¿Y qué sucede con ellos?

Se quedan en Francia pero sin papeles, su estado no es reconocido.

¿Hay muchos casos?

Sí, en torno al 20% de las personas que pasan por el centro de retención. En los países de origen creen que ayudan más al país si se quedan en Europa trabajando, por eso les niegan el viaje de regreso. Y ellos se quedan sin papeles: ni expulsados, ni regularizados. Es muy difícil. Es nuestro problema principal.

¿También llegan menores?

No, a los menores no se pueden expulsar. Desde julio, cuando se abrió el centro, hemos tenido dos familias con niños, las dos de Kosovo. En esos casos, las autoridades saben que a los jueces no les gusta que haya niños en centros de retención, también ha habido manifestaciones, y por eso intentan solucionar más rápido esos casos.

¿En alguno consiguen papeles?

Es difícil, y el juez que debe darlos es diferente: uno se ocupa de la retención y otro, administrativo, de los papeles, y eso alarga el proceso. Ahora esperamos la respuesta del juez a una de esas familias de Kosovo. Pero son excepciones, en Baiona la mayor parte son hombres solos, sin mujer… Son los más fáciles de echar.

¿A cuántos expulsan del centro de Baiona?

Este año, desde que se abrió en julio, a unos 500 detenidos en Hendaia.

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