Modelo para armar

El Correo, MANUEL ALCÁNTARA, 11-12-2008

S i no existiera el descontento, no podría explotar. Los líderes de la revuelta de Grecia, que es algo más que un alboroto callejero, afirman que «el asesinato del joven Alexis sólo fue la gota que colmó el vaso», y que no piensan ceder. La vasija estaba llena hasta los bordes de miseria y de injusticia. Por eso se han unido los que no ganan nada porque no tienen trabajo y los que no pueden vivir porque no les alcanza el sueldo que ganan trabajando.

No sólo quieren que se haga justicia en el caso del muchacho muerto, sino algo que puede llevar más tiempo: que se haga justicia social. En Atenas se mantiene algo muy parecido al estado de guerra y la oposición socialista quiere que se anticipen las elecciones, mientras el pueblo ha elegido ya: lo que quiere es comer.

Grecia puede ser nuestra universidad a distancia, una vez más, como en los tiempos donde aprendimos saberes y conductas de aquellos tipos que empezaron a darle vuelta a las cosas debajo de una higuera. En España el vaso todavía no se ha derramado, pero está hasta el borde. Sólo en Andalucía hay medio millón de personas viviendo bajo el umbral de la pobreza y un alto porcentaje de ellas, unas 5.000, sin techo. La situación de los inmigrantes, que vinieron a buscarse la vida y se están muriendo de hambre y de frío, es especialmente peligrosa, pero no únicamente para ellos, sino para todos. Se tienen muy malos sueños cuando se duerme en un contenedor de basura. ¿Qué puede pasar si estos esclavos sin dueño encuentran su Espartaco? Se dice – el primero que lo dijo fue Tolstoi – que los estudiantes hacen algaradas, pero no revoluciones.

Los disturbios griegos nacieron en la Universidad Politécnica de Atenas, pero se ha congregado a mucha gente. El tiro del estúpido policía que mató al chico de 15 años puede ser el pistoletazo de salida. Su eco va a oírse lejos. Muy lejos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)