"El jueves, cuando llega el mercadillo, se llevan a los chavales"

El País, ÍÑIGO GARCÍA, 11-12-2008

Los dos peores centros educativos de Primaria según la clasificación de la Consejería de Educación son públicos. El último de la lista es el de República de Colombia, en Pan Bendito (Carabanchel), con una nota media de 5,38 sobre 40 y ningún alumno aprobado, seguido de cerca por el Manuel Núñez de Arenas, en El Pozo (Vallecas), con una media de seis.

Lo que no dice la lista presentada ayer por la consejera de Educación, Lucía Figar, quien tampoco lo explicó, es que tanto el República de Colombia como el Núñez de Arenas, además de ser públicos, son guetos. En el primero, el 80% del alumnado es de etnia gitana, mientras que el 20% restante viene de otros países. María Dolores Pérez, la jefa de estudios, afirma que si hay algún payo de origen español en las aulas, no lo recuerda. En el Núñez de Arenas, Rebeca Seisdedos, que ejerce allí como profesora técnica de servicios a la comunidad – PTSC, según la jerga, algo así como un trabajador social en el centro educativo – , señala que entre el 60% y el 70% del alumnado es gitano. El problema no es el origen étnico de los alumnos, sino su situación socioeconómica. Una situación que, en general, y según el personal de ambos centros, conlleva un altísimo nivel de absentismo, una nula motivación para el estudio por parte de sus familias, falta de estímulos y de normas de comportamiento social.

“Yo llevo aquí 10 años y he visto de todo. También a alumnos pegando a profesores. El problema es que pasamos más de la mitad del tiempo llamándoles al orden, intentando imponer disciplina y tratando de que se interesen por algo, en lugar de enseñar los contenidos. ¿Así cómo vamos a subir el rendimiento académico?”, dice Pérez.

La solución que proponen quienes trabajan en estos centros – auténticos héroes, a tenor del anecdotario que barajan – es un incremento del personal. Pero éste no sólo no aumenta, sino que se reduce: “Educación establece el número de profesores de apoyo [educación compensatoria y audición y lenguaje] según determinados ratios de alumnos. Pero aquí esos ratios no valen; 10 o 15 de estos niños son como 40 de una escuela, digamos, normal”, explica Pérez, del República de Colombia. “Y este año nos han retirado a uno de estos profesores de refuerzo, que compartíamos con otro centro. Con el reglamento en la mano pueden hacerlo, pero desde luego no es el camino para mejorar”, cuenta.

“Los matriculan por obligación, pero en realidad no quieren que vengan al colegio”, explica Seisdedos. “Dicen que no los quieren dejar solos, que tienen miedo de que los rapten”, asegura. ¿Con algún fundamento? “Qué va, son bulos que corren”, contesta. “Los padres no vienen cuando los citamos, sólo en alguna ocasión y para montar el pollo”, cuenta Pérez. “Además, llega el jueves, se van de mercadillo y se llevan a los chavales”, concluye.

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