Violencia interracial

ABC, 10-12-2008

El Ejido, Roquetas de Mar y ahora La Mojonera. Varias localidades almerienses han sido escenario en los últimos tiempos de conflictos de violencia interracial. En el más reciente, un grupo de inmigrantes subsaharianos sembró el caos en las calles con armas blancas, fuego y piedras como respuesta a la muerte de un joven malí a manos de magrebíes que intentaban robarle. Por fortuna, la intervención policial logró reconducir la situación en un municipio que cuenta con un 30 por ciento de población inmigrante. Está claro que el multiculturalismo es incapaz de facilitar la integración de los diversos grupos étnicos, ya que favorece el surgimiento de guetos y la pervivencia de conflictos, a veces de origen tribal. La única fórmula razonable es la integración bajo el imperio de una ley igual para todos, que establezca los derechos y deberes de los individuos y no los privilegios de los grupos. El Gobierno practica una política errática que conduce desde el «papeles para todos» y las regularizaciones masivas al anuncio – siempre pendiente de concretar – de una reforma de la ley de extranjería. La crisis económica puede agudizar problemas ya existentes, producto de una inmigración sin control que ha favorecido el «efecto llamada» e incluso la impunidad de las mafias que trafican con seres humanos. Se trata ahora de afrontar con rigor y eficacia una situación compleja, cuyo enfoque exige la adopción de medidas no sólo policiales, sino también sociales y educativas.

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