Un sacrificio a plazos

Los marroquíes se endeudan durantetodo el año para poder degustar uncordero en su fiesta más sagrada

El Correo, PAULA ROSAS, 10-12-2008

Puede que no se vendan los apartamentos de las playas de El Jadida. O que muchos marroquíes no lleguen a fin de mes. El reino magrebí no se escapa de la crisis internacional, pero cuando llega el Aid al – Kebir (Fiesta del Cordero) sus habitantes olvidan las penurias, se aprietan el cinturón y gastan lo que no tienen. Aunque tenga que ser a plazos.

Con el precio del cordero disparado, no son pocos los marroquíes que han recurrido a préstamos bancarios para comprar la preciada res. Estos pequeños créditos, publicitados por entidades financieras a bombo y platillo durante las semanas previas a la fiesta, tienen un plazo de devolución de unos doce meses, justo a tiempo para la siguiente fiesta. y el próximo préstamo.

«Este año el cordero se ha encarecido muchísimo», reconoce Malika, una marroquí residente en Canadá que ha vuelto de vacaciones para las fiestas con su familia. Malika contempla en el pequeño jardín de su edificio cómo un carnicero profesional y su hijo degüellan al cordero que compraron en un mercado de Salé hace dos días. «Nos costó 3.000 dirhams (unos 280 euros), un precio que muchas familias no pueden pagar», explica. El coste de la res sumado al resto de gastos, como dulces, especias, ropa nueva o utensilios de cocina puede ascender a 600 euros por familia.

Críticas de los imanes

Este año, según estimaciones del Ministerio de Agricultura, se podrían haber vendido más de cinco millones de corderos, con un valor de 640 millones de euros. Los precios por animal oscilan entre los 2.500 y los 5.000 dirhams (entre 225 y 450 euros), una cifra que escapa a los bolsillos de muchos marroquíes. Algunos imanes han criticado el despilfarro en estas fechas y el endeudamiento de familias para celebrar el Aid al – Kebir, recordando que la religión islámica sólo exige la compra y el sacrificio del cordero a aquellos que pueden permitírselo.

El Aid al – Kebir es la fiesta más sagrada para los musulmanes, que conmemora la ocasión en la que el profeta Abraham – Ibrahim en el islam – estuvo a punto de sacrificar a su hijo para demostrar su amor por Dios. Éste le ordenó finalmente que degollara a un cordero en vez de al niño. Desde entonces, todos los musulmanes que tengan medios deben comprar un cordero, degollarlo y repartir parte de la carne entre los más necesitados. Sin embargo, la fiesta, aunque religiosa en esencia, se ha convertido en una tradición social, y muchos consideran una humillación no poder dar muerte a un cordero propio.

Desde primera hora de la mañana, Mohamed espera con sus cuchillos afilados la llegada de clientes en la medina de Rabat. Se ha puesto su bata blanca de carnicero y muestra en el suelo sus utensilios: una faca grande, otra más pequeña y un afilador. «Es el día en el que más trabajo tenemos», señala. Mohamed cobra la voluntad por dar muerte, despellejar y destripar un cordero. En el Aid al – Kebir, la voluntad suele ser de 10 euros. La crisis, por suerte para algunos, no ha llegado a la Fiesta del Cordero.

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