La crisis llevará este año a otras 3.000 personas a depender de la renta básica

El País, E. AZUMENDI / K. ASRY, 08-12-2008

La renta básica supone uno de los mejores termómetros para calibrar el efecto que la crisis económica está teniendo en Euskadi. El Gobierno estima que el año se cerrará con cerca de 39.000 perceptores del subsidio social, lo que supone un aumento de un 8% (casi 3.000 ciudadanos) sobre las personas que lo recibían el año pasado. Y lo peor está por llegar, con un 2009 en que el número de perceptores seguramente volverá a crecer.

El impacto de la mala situación económica va a poner a prueba la solidez y eficacia del sistema de ayudas que la Administración vasca ha ido tejiendo los últimos 20 años. Por si acaso, el Ejecutivo asegura que no piensa escatimar ni un euro en ayudas sociales. El proyecto de presupuestos para 2009 recoge 217 millones de euros para la renta básica, un 14,6% más con respecto al presente ejercicio. El conocido como “salario social” supone el 88% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), unos 700 euros en 12 pagas.

La sociedad civil también pondrá a prueba las costuras para ayudar a los más desfaforecidos por la coyuntura económica. Cáritas, la organización de ayuda vinculada a la Iglesia católica, destaca que la crisis llegará en 2009 a la clase media, pero a los más pobres ya les ha pillado de lleno, según su secretario de la organización en Álava, Ramón Ibeas. “Nosotros empezamos a notar algo a finales de 2007. Los últimos meses nos indicaron que algo estaba pasando. Cuando nos planteamos el presupuesto para 2008 ya lo hicimos desde una perspectiva expansiva. Está resultando un año duro y las ayudas económicas están subiendo en volumen”, explica. Las demandas de apoyo económico que ha recibido esta ONG en Álava crecieron un 28% en el primer semestre del año.

En los demás territorios ocurre algo similar. En Vizcaya, las solicitudes de ayuda han crecido un 40%, mientras que los responsables de la sede de San Sebastian perciben “un ligero repunte en los meses de verano con cambio en el perfil de personas”, aunque prefieren aguardar a la evolución de estos últimso meses antes de confirmar la tendencia. Donde sí se ha notado un cambio es en el dinero que se ha destinado a las ayudas solicitadas en la sede guipuzcoana: en el primer semestre crecieron un 18% con respecto al mismo periodo de 2007 hasta los 573.003 euros, en gran parte por el aumento de los alquileres.

En cuanto al perfil de quienes piden apoyo a Cáritas, Ibeas apunta que en Álava no ha cambiado con relación a otros años. El más habitual sigue siendo la familia monoparental, por lo general una mujer con hijos y un trabajo precario a la quien se le acaba el contrato y no le es renovado. A este colectivo se añaden los ancianos con pensiones muy bajas y los inmigrantes indocumentados, quienes no pueden recibir las ayudas institucionales al no poder acreditar el tiempo necesario de empadronamiento. “El que más necesita es también el más afectado por la recesión. La gente que responde a una tipología normal, es decir, un parado nacido en Vitoria y con 50 años, no viene a Cáritas más que el primer día. Dadas sus circunstancias puede acceder directamente a la renta básica. Nosotros tenemos otras perspectivas”, precisa Ibeas.

Este responsable de Cáritas resalta que Euskadi presenta dos elementos diferenciales en la situación de crisis general. Por un lado, la construcción no tiene la misma importancia que en otros lugares y, por otro, existe un colchón de ayudas mejor organziado que en otras zonas. La diversificación industrial también ayuda a defenderse mejor de lo que viene por delante.

El contraste lo pone Vizcaya, donde sí han surgido nuevas tipologías, como personas cuyo nivel de ingresos no soporta el aumento del gasto en vivienda por los alquileres o la subida de las hipotecas o inmigrantes que se lanzaron a proyectos como comprar un piso y ahora se encuentran sin un salario para pagar la hipoteca ni una red familiar que les respalde. También están acudiendo familias vascas que pierden una de sus fuentes de ingresos.

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