La explosión de gas de Ca n'Espinós se cobra otras dos víctimas mortales

El País, FERRAN BALSELLS / JESÚS GARCÍA, 06-12-2008

Ya son tres las personas que han perdido la vida por la explosión de gas natural que sacudió Gavà (Baix Llobregat, 45.000 habitantes) el miércoles de madrugada. Ayer fallecieron el hijo de la mujer que murió el jueves, Torcuato F. F., de 41 años, y su nieta Fátima, de 17, que, a su vez, era sobrina de Torcuato. Ambos sufrían quemaduras en más del 90% del cuerpo y no lograron sobreponerse a las heridas. La vida de otras 14 personas, la mayoría miembros de una misma familia de etnia gitana, sigue pendiendo de un hilo. Los médicos añadieron anoche que otras dos víctimas están en situación extrema.

La joven fallecida ayer, Fátima, estaba embarazada de unos tres meses y dejó de ir al colegio cuando se casó, el pasado verano. Vivía con su madre, sus tres hermanos y su marido en el bloque de pisos que, como consecuencia de la explosión, tendrá que ser derribado. A excepción de la madre, que estaba trabajando cuando se produjo la deflagración, todos siguen ingresados, entre ellos un niño de siete años. El hermano mayor y el marido de Fátima están especialmente graves y será un milagro que sobrevivan, según sus familiares. “La madre está deshecha. No se mueve del hospital, teme quedarse sin nadie. Esa maldita fuga de gas se lo puede arrancar todo”, explicó Manuel Fernández, pariente suyo. El segundo fallecido de ayer, Torcuato, tenía dos hijos, que también están ingresados y cuyo estado era muy grave anoche.

La jornada de ayer en el servicio de urgencias del hospital de Vall d’Hebron de Barcelona – donde están instalados cientos de familiares, algunos llegados en autobús desde Granada y Murcia – fue especialmente dura. Las aglomeraciones han obligado a levantar una suerte de hospital de campaña para atender a los visitantes, informa Carlos Vacas. Los familiares reciben avituallamiento y asistencia psicológica, lo que no frena la sucesión de malas noticias. “El doctor ha dicho que muchos otros lo tienen mal para salir de ésta”, explicó un grupo de familiares.

El probable goteo de fallecidos incrementa el desasosiego de Ca n’Espinós, la barriada de Gavà cuyos 450 vecinos siguen conmocionados por la deflagración. “Los damos a todos por muertos”, decía ayer impasible Antonia Moreno, vecina de 71 años y una de las matriarcas de la vasta familia que engloba al grueso de los malheridos. “No podemos tener esperanzas, sería peor”, se justificó. También ayer se propagó el rumor de nuevos fallecidos que, en realidad, seguían aún luchando por su vida. La posterior aclaración sobre su verdadero estado vital no consuela a nadie. “Si no mueren hoy, lo harán mañana”, zanjó Antonia para resumir el sentir del barrio.

Al abatimiento se añade el miedo de los residentes en los bloques anexos al incendiado. No se fían de que sus casas no vayan a desmoronarse, en contra de lo que aseguran los técnicos de Adigsa. “Que vayan ellos a dormir a nuestra casa”, les increpó un grupo de vecinos. Adigsa ha organizado hoy una reunión para, junto con técnicos externos, convencerles de que no hay riesgo de derrumbe. Esta noche la pasarán repartidos entre hoteles y casas de familiares.

Los bomberos entraron ayer en el edificio afectado y recogieron objetos personales de siete de los 11 pisos afectados. El acceso es difícil porque la planta baja está totalmente calcinada y la de arriba a punto de venirse abajo. El Ayuntamiento entregó las llaves de un piso de alquiler a los que se han quedado sin casa, además de 1.000 euros para compensar las pérdidas materiales. “Menos dinero y más cuidado con las fugas de gas”, protestó José Fernández, uno de los afectados.

Por otra parte, otro escape de gas obligó ayer a desalojar de forma preventiva a una treintena de vecinos de un bloque de Puigcerdà (Cerdanya).

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