pamplona. El Gigante dormido, como así se conocía en Navarra y también en el resto de España a los trabajadores autónomos, comenzó a despertarse el año pasado cuando se aprobó el Estatuto del Trabajo Autónomo para regular y mejorar su actividad. Sin embargo, la crisis económica ha frenado en seco al Gigante , y está atravesando dificultades, por lo que si en estos momentos el Reglamento ya estuviera aprobado hubiera sido un alivio para este colectivo.

Entre junio y octubre de este año, el 82,4% de las bajas de autónomos en Navarra se concentraron en el sector de la construcción (420 trabajadores por cuenta propia se quedaron sin empleo en esta actividad) y en el comercio (190). Entre ambos, un total de 610 de los 740 autónomos que tuvieron que cerrar su negocio en estos cinco meses. Así, las otras actividades que también padecieron descensos fueron la hostelería (36), transporte (21), y el colectivo de otras (73), según datos de la Seguridad Social. La única área que registró una subida fue la relacionada con los servicios a empresas, con 41 altas más.

“La construcción ha parado de forma drástica y el autónomo lo ha sufrido: basta consultar las cifras de este año, cien autónomos menos en este sector cada mes. Estos trabajadores siempre han sido el último eslabón de la cadena, y las empresas responsables de las obras no tienen que afrontar ahora ningún tipo de indemnización por decir al autónomo, no vuelva usted mañana”, resalta Ainhoa Unzu, presidenta de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) Navarra. En el caso del comercio, “la propia crisis ha provocado que se modere el consumo y ha repercutido en el comercio hasta el punto de que algunos negocios se han visto obligados a cerrar”, recuerda Unzu.

Pero, en este descalabro, no hay que olvidarse de una cifra positiva entre tanta negativa: a pesar de que el número de autónomos inmigrantes también ha descendido, al pasar de 3.001 en enero a 2.826 en octubre (cerca de 200 menos); en este periodo, el número de mujeres inmigrantes emprendedoras ha crecido en 42 (de 553 a 595).

si hubiera… La presidenta de UPTA – UGT reconoce que si hubiera estado aprobado el Reglamento del Trabajo Autónomo, “el escenario actual hubiera sido distinto, ya que se hubieran acogido a unos derechos, que hasta el momento no están desarrollados: protegidos ante la incapacidad temporal o por accidente in itinere ; jubilación anticipada para ciertos sectores; una prestación por cese de actividad; o la regulación de los trabajadores autónomos económicamente dependientes, entre otros aspectos”. Sin embargo, por el momento esto se habla desde la teoría, a la espera de la aprobación del Reglamento a principios de año. En cambio, la realidad es otra. “En julio, según datos de la Seguridad Social, en Navarra había 50.268 autónomos que cotizaban en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), abarcando las dos vertientes: individual (persona física) como la colectiva (cooperativas o sociedades mercantiles). Sin embargo, en octubre, esa cifra descendió a los 49.484”, manifiesta. Pero, Ainhoa Unzu hace una aclaración: “El colectivo es heterogéneo y su problemática, diferente. La generalización del trabajo autónomo no beneficia al trabajador propiamente dicho (al individual, que en Navarra hay registrados cerca de 33.000), ya que al ejecutar políticas activas para el desarrollo de la actividad lo comparan con las sociedades y empresarios. Esto es un error”.

un cambio obligado Unzu señala que las necesidades y las demandas de los autónomos han cambiado en los últimos meses. “Muchos nos consultan por el tema de impagos y por la mejor vía para la financiación. Aunque también, en esta época, ha aumentado el número de solicitudes para la realización de cursos de formación”, remarca la presidenta de UPTA – UGT. Y es que, los trabajadores autónomos tienen que diferenciarse de su competencia, y para ello “la formación es clave, pero centrada en sectores muy concretos y especializados para que el emprendedor tenga éxito”, aconseja Unzu.

A pesar del golpe que la crisis le ha dado al hasta ahora conocido como Gigante dormido , los autónomos y las asociaciones que les amparan no dejan de trabajar. “Hace unos años, era inimaginable pensar que este trabajador pudiera agruparse y estar representado en un consejo: ahora lo va a poder hacer. Además, el Estatuto y el Reglamento sólo son las bases de sus derechos. Vamos a comenzar a estudiar cada sector y analizar sus particularidades para mejorarlos”, concluye.