¿El cuerpo del delito?

ABC, JANOT GUIL | BARCELONA, 27-11-2008

Lo dice el conseller Saura cada dos por tres y lo subrayó el mes pasado el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo en la presentación del código ético de la policía catalana: sólo el cinco por ciento de las denuncias por supuestos malos tratos contra los Mossos acaba en sentencia condenatoria.

El problema, dirán los actuales responsables de Interior, es que este cinco por ciento eclipsa el buen hacer mayoritario de la policía autonómica.

El problema, sostienen algunas voces, como las de los sindicatos policiales o las de los partidos de la oposición, es que el propio Saura instauró el recelo hacia todos sus policías cuando, en la primavera de 2007, montó una rueda de prensa para anunciar los casos de malos tratos en la comisaría de Les Corts. Unos casos que su conselleria grabó en unos vídeos que se filtraron a los medios de comunicación. El estruendo mediático fue tal que ya no se oía eso del cinco por ciento.

Sea un fenómeno aislado más o menos magnificado o una práctica demasiado habitual, lo cierto es que en los últimos años, y sobre todo desde que Saura se puso al frente de Interior, en noviembre de 2006, el goteo de denuncias por malos tratos contra los Mossos que han aflorado han ido en aumento. Algunos ya han llegado a los tribunales.

Un senegalés con el brazo roto

El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Barcelona imputó a cuatro «mossos»por apalear un inmigrante senegalés en abril de 2006 cuando fue trasladado a una celda de la comisaría de Les Corts. Según la víctima, Aliou B. D., tras ser detenido por un asunto de drogas en la noche del 28 de abril de 2006 fue trasladado a Les Corts y allí fue esposado y apaleado por varios agentes. A consecuencia de la paliza, el hombre denunció una triple fractura del brazo izquierdo.

Un estibador en «Bikini»

Según la víctima, los hechos ocurrieron el 2 de junio de 2006, en la afamada discoteca Bikini de Barcelona. José Antonio M., un estibador, estaba de fiesta con unos amigos y mantuvo una discusión con otro hombre. Resultó ser un «mosso» fuera de servicio que llamó a un coche patrulla para que lo detuvieran. Al llegar a comisaría de Les Corts, el denunciante se encontró con ese mismo agente fuera de servicio y el amigo que le acompañaba en la disco, también «mosso», quienes al parecer le propinaron una paliza.

Ir sin DNI le cuesta muy caro

El joven Marc V. C, denunció a los Mossos porque en la madrugada del 8 de abril de 2007, según su versión, se hallaba en el barrio de Gràcia, no llevaba el DNI y unos agentes le trasladaron a la comisaría de Les Corts para identificarle. Sostiene la supuesta víctima que al llegar allí «al menos siete agentes» le apalearon. Cuatro «mossos» declararon como imputados por el caso, negaron las acusaciones y afirmaron que las heridas podrían ser fruto de autolesiones.

Confunden a un rumano

De los últimos casos más polémicos, el primero que ha llegado a una condena. La más alta contra un «mosso». La Audiencia de Barcelona condenó anteayer a penas de hasta seis años y siete meses de prisión a cinco «mossos» de la comisaría de Les Corts por torturar y maltratar a un hombre de origen rumano al que detuvieron por error en julio de 2006 al confundirle con un peligroso delincuente y a quien llegaron a meter una pistola en la boca para hacerle confesar.

La primera agresión «mediática»

La Audiencia de Barcelona juzgará en fecha por señalar aún a cuatro «mossos» por la paliza que le dieron a Rubén P. M. durante un registro en la sala de cacheos, en abril de 2007. La agresión quedó grabada por las cámaras ocultas que Interior colocó a raíz de la investigación interna que hizo por varias denuncias por maltrato.

Una rusa desnuda y agredida

Fue el segundo caso que vio la luz en forma de vídeo grabado por las cámaras ocultas que se instalaron en Les Corts, aunque sucedió un mes antes del caso de Rubén. La protagonista fue Elena P., una ciudadana de origen ruso que fue agredida por una «mosso» mientras estaba esposada y desnuda de cintura para arriba. La agente ha sido imputada.

Al margen de estos casos, que en su mayoría tienen como común denominador la comisaría del barrio de Les Corts, la historia reciente de la policía autonómica catalana también se ha visto salpicada con otras polémicas como la que se propició en 2007 por el «kubotán», un punzón de defensa personal que era usado por los agentes en alguna manifestación y que fue finalmente prohibido por Interior. También en 2007, un «mosso» se hizo célebre a su pesar al matar en Lloret a un esquizofrénico que le amenazaba con un pico.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)