Crimen racial

El Universo, 25-11-2008

Como una persona que se crió en Long Island, Nueva York, EE.UU., fue chocante oír de la terrible muerte de  Marcelo Lucero, en Patchogue, un crimen racial. Al mismo tiempo, me conmovió saber que cientos de personas –blancas, hispanas y afroamericanas– se unieron en la avenida Railroad, donde ocurrió este crimen, diciendo a voces “No más odio”. Esto representa la hermosa furia que tantas personas tienen contra el racismo, y la esperanza de encontrar una respuesta permanente a esta tragedia humana.

Ya que los políticos, educadores y los ciudadanos están en busca de una respuesta, me siento impulsado a decirles a los habitantes del Ecuador, el país de Marcelo Lucero: Sí, el racismo puede terminar. Eli Siegel, el gran filósofo y fundador del programa educativo ‘Realismo estético’, explicó que la causa de toda injusticia humana, incluyendo el racismo, es el desprecio: “La importancia falsa que se siente al restarle valor a lo que no es uno mismo”.

El desprecio es muy común. Lo vemos cuando una familia, conversando durante la cena, se burla de sus vecinos. Pero este desprecio ordinario, llevado lo suficientemente lejos, es la causa por la que una persona puede matar a otro ser humano.  El desprecio, el ‘Realismo estético’ explica, existe en toda persona y siempre comienza con el deseo de restarle valor a lo que es diferente de uno, para así sentirnos superiores.

El racismo terminará cuando entendamos el desprecio y lo critiquemos  en nosotros mismos, y al ver que nuestra importancia proviene de ver que los sentimientos de otros seres humanos son tan reales como los nuestros.

Bruce Blaustein,
Nueva York, EE.UU.

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