Una invitada muy especial

Jaqueline Mendoza tiene 13 años, es hija de padres mexicanos que emigraron ilegamente a EU y estudia la secundaria en la escuela Florence Nightingale, en Los Ángeles. El 20 de enero irá a la toma de posesión de Barack Obama

El Universal, 24-11-2008

WASHINGTON.— Cuando Catalina Ríos recibió en México la noticia de que su nieta Jaqueline, de 13 años, sería una invitada de excepción a la ceremonia de juramentación del presidente electo, Barack Obama, la emoción la embargó mientras evocaba el momento en que, hace casi 20 años atrás, veía partir a su hija Ana María y a su esposo José Luis para cruzar la frontera como espaldas mojadas y tratar de forjarse un futuro mejor en Estados Unidos:



“Cuando hablamos por teléfono, mi mamá me dijo que estaba muy orgullosa y emocionada y que era bueno para la familia saber que alguien estaba saliendo adelante”, recuerda con un dejo de nostalgia, Ana María Mondragón, la madre de Jaqueline Mendoza, la alumna sobresaliente que hoy es todo un orgullo para sus compañeros y profesores en la escuela secundaria Florence Nightingale, en el centro de Los Ángeles.



Jaqueline, de octavo grado, forma parte del grupo de alumnos más destacados que han sido invitados a la ceremonia de juramentación el próximo 20 de enero, cuando Barack Obama jurará sobre la Biblia como el 44 presidente de Estados Unidos.



Tras la ceremonia, a los pies del Capitolio, Jaqueline y sus compañeros formarán parte del cortejo que acompañarán al presidente Obama y a su esposa Michelle hasta la Casa Blanca y posteriormente podrá asistir a uno de los bailes de gala.



“Creo que será una gran experiencia porque será un momento histórico”, aseguró Jaqueline, una muchacha que ha tenido que acostumbrarse a su súbita popularidad, como la alumna destacada que hoy es todo un orgullo para el distrito escolar de Los Ángeles, pero también como la hija de inmigrantes indocumentados que protagoniza una historia de éxito; una odisea personal que se abre paso a pesar de la ruptura y el desarraigo; de la pobreza y la marginación.



Hace dos años, Jaqueline viajaba por primera vez a Washington para representar a su escuela en un programa de liderazgo organizado por el Centro del Congreso para el Liderazgo Juvenil (CYLC, por sus siglas en inglés).



“Recuerdo que todo me daba vergüenza. Me aterraba hablar en público, pero ese viaje me sirvió mucho y hoy tengo más confianza en mí misma”, recuerda Jaqueline quien es presidenta del club de ciencias y matemáticas de su escuela y sueña con estudiar medicina.



“Creo que mi buen desempeño en ese viaje, hizo que me seleccionaran. Y, hoy que lo pienso, me gustaría que el presidente Obama nos apoye más a los estudiantes y apruebe una reforma migratoria porque hay mucha gente que sigue sufriendo por falta de papeles”, asegura Jaqueline quien, hasta hace poco, no tenía la certeza de acudir a Washington por falta de recursos.



“Por fortuna, los profesores y los alumnos de la escuela organizaron una colecta. Y, después, el concejal de la ciudad Eddie Reyes, le donó otros mil dólares para el viaje”, asegura la madre de Jaqueline. “Nosotros venimos de una familia muy humilde en México, donde nunca ha habido universitarios”, añade.



“En Estados Unidos, nuestra historia es de mucho trabajo. No tenemos posesiones ni en México, ni aquí, pero tenemos a nuestros tres hijos y la esperanza de un futuro mejor ”, asegura, Ana María durante la larga conversación telefónica que ella y su hija tuvieron con EL UNIVERSAL, para desgranar su historia. Hace apenas un año, el matrimonio Mendoza consiguió arreglar sus papeles para disfrutar por primera vez de su condición de residentes legales. “No habíamos visto a nuestra familia en 18 años y el reencuentro fue muy intenso y con lágrimas”, evoca la madre de Jaqueline.



“Así es que, cuando supimos la noticia de que Jaqueline iba a la toma de posesión del presidente Obama, le llamé inmediatamente a mi mamá a México”, dice Ana María mientras prosiguen con los preparativos que incluyen la confección del vestido de gala que el padre de Jaqueline, sastre de profesión, se encargará de ultimar para que su hija luzca como personaje de cuento de hadas el día en que Obama hará también realidad su sueño como el primer presidente afroestadounidense de EU.

 
 

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