Muerte o emigración en un claro final de época

La Verdad, A. ARCO, 22-11-2008

A juicio de Jarauta, es importante, en tiempos de crisis y brumas, «sumar la recuperación de ciertos principios generales como el de la solidaridad, no con los más inmediatos sólo, sino con otros. Pensar el otro es un trabajo de la política, no de la ética en solitario, ni de las religiones. Yo defiendo la moral de la sociedad civil como principio de acción. Desde ahí lo primero que percibo es la igualdad de los hombres, la fraternidad, la justicia universal; y si vamos al límite, la famosa declaración de los Derechos Humanos hubiera podido, perfectamente, comenzar con un primer derecho: el derecho del hombre a la felicidad, pero eso redefinido en cada uno de los momentos de la cultura». «Cuando hablamos del otro», añade, «ese otro es aquel que por necesidad tiene que ponerse de viaje, muchas veces para no morir. Un informe de la Unesco pone sobre la mesa un hecho estremecedor: del centro de África al Norte, y de aquí al año 2010, aproximadamente 120 millones de humanos tendrán que elegir entre la muerte o la emigración».
Vivimos «un fin de época», dijo ayer. Convivimos con la extrañeza: «Nuevos tipos de poder administran el planeta de acuerdo a un sistema privado de intereses que pretenden legitimar como si fuesen los intereses de la Humanidad. Y claro, no importa que haya que debilitar sistemáticamente las instituciones internacionales».
Y, ahora, se pregunta Jarauta, «¿qué pasará con la hegemonía norteamericana, que regula con su propia lógica indiscutible los procesos, las decisiones, las estrategias que en el fondo coinciden con una defensa de los sistemas económicos, pero que pasan directamente por la instrumentalización de su poder militar, un poder militar incomparable y que definitivamente es la forma de legitimar sus políticas propias?».

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