Obama acentúa su perfil más duro

Elige para dirigir Seguridad Nacional a Janet Napolitano, gobernadorade Arizona y reconocida por su combate contra la inmigración ilegal

El Correo, MERCEDES GALLEGO, 21-11-2008

Desde que la gobernadora de Arizona Janet Napolitano lanzó su sombrero al ruedo por Barack Obama todo el mundo contaba con que un día tendría un puesto en el gobierno del próximo presidente. Ayer le llegó el premio a su inestimable apoyo: secretaria del Departamento de Seguridad Nacional. «Me provoca más miedo que esperanza», confesó un voluntario de la organización Acción Fronteriza, que prefiere no dar su nombre por no estar autorizado.

Arizona tiene 605 kilómetros de frontera con México, casi la mitad de los 1.126 kilómetros de muro de separación propuesto por el presidente George W. Bush, cuyo plan para legalizar a trabajadores indocumentados fue apoyado ardientemente por la gobernadora de Arizona. Un punto a favor para venderla entre la comunidad hispana a la que Obama le debe tanto. Su voto fue clave para ganar Colorado, Nevada, Nuevo México y Florida.

Pero en Arizona se la considera un «camaleón». La gobernadora más popular del estado fue famosa por poner en entredicho la eficacia del polémico muro: «Dame un muro de quince metros y te daré una escalera de dieciséis», repetía. Sin embargo, a medida que creció el sentimiento antiinmigrante cambió de postura. En 2006 aplaudió la ley de Bush para la construcción del muro y su decisión de militarizar la frontera con la Guardia Nacional. Es más, ella misma escribió al entonces secretario de Seguridad Nacional para pedirle 2.400 efectivos que se desplegasen rápidamente en su parte de frontera, donde sólo el año pasado fueron detenidos cerca de medio millón de inmigrantes (casi la mitad que en todo el país).

Su fama de dura le da credenciales para un puesto tan difícil. Dicen que no le tiembla el pulso. Prueba de ello es que hasta este pasado verano había vetado 149 leyes, entre ellas la de English only que hubiera prohibido la atención en español en un estado con 30% de hispanos. A cambio ha rubricado muchas de las consideradas racistas. Por ejemplo, la Proposición 200, aprobada en referéndum, que impide a los inmigrantes ilegales y a sus hijos beneficiarse de la asistencia estatal.

En marzo, durante una visita a la Universidad de Arizona, un adolescente, que formaba parte del programa de ciencias para niños superdotados, le puso la cara colorada. «Esto es lo más lejos a lo que puedo llegar, porque como no soy ciudadano estadounidense no me permiten seguir estudiando», dijo en medio de la clase Uriel Martínez, de 17 años.

Ese reto dio pie a que una periodista de la revista ‘More’, testigo de lo sucedido, disfrutase de lo que calificó de una de sus pocas expresiones de simpatía de Napolitano hacia los inmigrantes ilegales «porque sabe que pueden ser políticamente muy costosas», escribió Alexi Jetter. Cuando le preguntó por el apoyo a la ley que retira la licencia a los negocios que empleen ilegales, la nueva secretaria de Seguridad Interior dio pruebas del pragmatismo del que presume: «Si la hubiera vetado, la ira de Dios habría descendido sobre mí», respondió. «El debate de la inmigración es un tema caliente aquí. El Congreso ha fracasado en no acometer su reforma, los colegios, los hospitales y las prisiones están repletas hasta las costuras y el 85% de la población apoya esas sanciones».

Medidas cuestionadas

Sus medidas draconianas parecen haber dado resultado. El voluntario de Acción Fronteriza que la acusa de autorizar «las leyes antiinmigrantes que más daño han hecho a nuestra comunidad», argumenta que muchos de ellos «se están yendo por el nivel de racismo existente».

Napolitano, una abogada de 50 años criada en Alburquerque (Nuevo México), también procede de la cantera de Bill Clinton. Fue el ex presidente quien en 1993 la nombró fiscal en Arizona. En 1998 se convirtió en la primera mujer fiscal general y en 2003 en pionera al frente del gobierno del estado. Se decía que tenía aspiraciones presidenciales, pero la presencia de Hillary Clinton no le dejaba oportunidad, así que prefirió convertirse en una de las mujeres de Obama. Junto con la gobernadora de Kansas y la senadora de Misuri fue una de las mejores armas femeninas que ayudaron al presidente electo: «Tiene la clase de tono y temperamento que quiero ver en mi gobierno», manifestó el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Se habló de ella para ocupar el cargo de fiscal general, pero su apoyo a la pena de muerte la hubiera enemistado con la comunidad afroamericana. Su soltería y su postura hacia los inmigrantes la eliminó también para ocupar el cargo de vicepresidenta.

Otra mujer que resultó premiada ayer por su lealtad al presidente electo es Penny Pritzker, vieja amiga, gran recaudadora de fondos para su campaña y heredera de la cadena Hyatt, que presumiblemente será nombrada secretaria de Comercio.

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