Dos parroquias de Vallecas celebran una fiesta con las familias del poblado Los niños del poblado del Gallinero pasaron ayer un buen rato. Con motivo del Día Mundial de la Infancia, las parroquias vallecanas de San Carlos Borromeo y Santo Domingo de la Calzada decidieron montar una fiesta en el poblado de chabolas. Allí viven decenas de familias con una media de entre tres y cinco niños cada una.

Algunos de los participantes en la fiesta se disfrazaron de payasos, llevaron globos a los pequeños y jugaron con ellos. Los niños olvidaron por unas horas las condiciones y el lugar en los que viven. El poblado de El Gallinero, ocupado exclusivamente por gitanos rumanos, es uno de los poblados más miserables de la región.

Desde hace dos meses se ha dado a conocer a raíz de las lluvias de este otoño, que lo han inundado varias veces. Sin embargo, el poblado tiene mucho más tiempo. Allí han llegado a vivir unas 200 familias, que ahora son menos porque muchas han sido realojadas. Los que siguen allí no han querido marcharse a otros lugares, como el asentamiento del Ayuntamiento en el distrito de Fuencarral.

El poblado tiene en la actualidad unas 50 chabolas y está a pocos metros de la zona de la Cañada Real que lleva a Valdemingómez. Durante las lluvias de septiembre y octubre se convirtió en un barrizal donde las ratas son el principal juguete de los niños, que se divierten persiguiéndolas.

La insalubridad es absoluta. La basura se amontona junto a las chabolas, la gente se calienta quemando plásticos que desprenden humos tóxicos y hay una gran laguna junto a las viviendas. En esa laguna, que se formó con la lluvia, hay cables eléctricos que son un peligro en potencia para los que viven allí. Ayer, al menos, durante unas horas los voluntarios que trabajan en la zona consiguieron que los habitantes de El Gallinero pasaran un buen rato. Además, leyeron un manifiesto en favor de los niños.