La Policía y el Ejército buscan dos cadáveres arrojados a un pozo en 1997 y 2002

El Mundo, JAVIER ADAN. Corresponsal, 20-11-2008

Un marroquí del que no se sospechaba se acercó a la frontera a confesar y dar detalles de los asesinatos Casi 11 años después, sin que nadie se lo pidiese, volvió desde Marruecos para plantarse ante la verja de Melilla y decirles, muy serio, a los agentes del puesto fronterizo: «Tengo algo que contaros». Y entonces confesó que, en 1997, cuando trabajaba de «guarda de cabras» en una pequeña pedanía de la huerta murciana, mató a un compatriota suyo y lo tiró a un pozo; y que cinco años después, hizo lo mismo con un gitano. A los dos, por lo mismo: por un ajuste de cuentas entre el lumpen del trapicheo de drogas en la zona.


Tan sólido y convincente fue su relato, que la Policía Judicial de Cartagena (Murcia) y el Ejército busca desde ayer los cadáveres de las dos personas supuestamente fallecidas como consecuencia de ese ajuste de cuentas. Los cuerpos pudieron ser arrojados en el pozo de una finca rural en una pequeña pedanía que lleva el paradójico nombre de Pozo Estrecho.


Las muertes podrían haber tenido lugar en los años 1997 y 2002, cuando el denunciante confeso trabajaba como pastor de cabras. Un juzgado de Melilla le ha dado credibilidad y ha ordenado proceder a la investigación. Bomberos, agentes judiciales y miembros del Ejército de Tierra trabajan en la búsqueda de los cadáveres.


Como supuestos cómplices del crimen, el imputado ha señalado a otro ciudadano marroquí y a un español. Pero, hasta el momento, sólo se han encontrado en el interior del pozo restos de cabras. Agentes de Melilla y Madrid adscritos al equipo de subsuelo rastrean la finca, en la que se cultivan cítricos – mandarinas, en especial – .


Las tareas continúan y se prometen complejas, ya que el pozo tiene, al menos, 30 metros de profundidad. Los efectivos policiales han desplegado sobre el lugar de la investigación dos carpas de camuflaje que han sido cedidas por el Ejército y, mediante poleas, efectivos de los Cuerpos de Seguridad del Estado y espeleólogos profesionales descienden al fondo del mismo.


La zona en la que se encuentra este pozo de riego, que estaba en desuso, es una pedanía de Cartagena a 40 kilómetros de la capital. La finca, en la misma salida de Pozo Estrecho, por la autovía que va de Cartagena a Murcia, está perimetralmente vallada.


Como la operación policial por orden del juzgado de Melilla continúa abierta, Rafael González Tovar, delegado del Gobierno en Murcia, ha declarado que las actuaciones policiales y judiciales están bajo secreto sumarial y no puede facilitar ningún dato.

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